UN
MOMENTO CON DIOS
El amor
de Dios nos restaura.
“Luego vayan a buscar a su padre y a sus familias y vuelvan aquí. Yo les daré la mejor tierra en Egipto, y comerán de lo mejor que esa tierra produce.” (Génesis 45.18)
Muchos
años antes de la historia de José, la Biblia menciona que DIOS se le apareció a
Jacob el padre de José para prometerle lo siguiente: “Yo soy Jehová, el Dios de
Abraham tu padre, y el Dios de Isaac… todas las familias de la tierra serán
benditas en ti y en tu simiente… yo estoy contigo, y te guardaré por
dondequiera que fueres… no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho.”
(Génesis 28.13-15)
Años
después llegó el día en que Jacob estaba viendo esta promesa de Dios hacerse
realidad a través de su simiente José toda la tierra estaba siendo bendecida,
Dios nunca lo había dejado a él ni a su familia y una vez más los estaba
guardando llevándolos a vivir a la mejor tierra de Egipto con todos los
recursos que necesitaban para vivir disponibles para ellos.
¡Qué
grande es el amor y la fidelidad del Señor! Jacob llevaba años cargando el
dolor de la pérdida de José y sin muchas esperanzas hacia el futuro mientras
que sus hijos cargaron un crimen oculto en su corazón que les
carcomía los huesos el suficiente tiempo como para llevar sobre ellos
una pesadísima carga de culpa.
¡Dios
no se había ido a ningún lado! Lo que Él había prometido seguía sucediendo,
pero el pecado no confesado y la falta de fe y confianza en sus promesas
no le permitía a estos hombres ver el amor y la fidelidad de Dios ni creer que
Él estaba llevando a cabo un plan para bendecirlos.
¿De
cuántas cosas nos estaremos perdiendo y cuánto de DIOS estaremos dejando de ver
por nuestra falta de confianza en que Él está con nosotros cuidándonos o por
pecados que no hemos confesado?
¿Quién
estaba detrás de faraón dirigiendo tantas bendiciones hacia Jacob y sus hijos?
Por
donde sea que lo veamos solamente hay una opción: ¡Era Dios quien dirigía toda
esta historia!
El
mismo Dios que usó a José para bendecir a Egipto estaba usando ahora al Faraón
para bendecir a Jacob y su familia. Cuando Dios bendice ¡para todos alcanza! El
Señor bendice a manos llenas.
Dios había
encontrado en José un corazón leal y comprometido que le convertía en un canal
perfecto a través del cual podía bendecir a toda una generación.
José
seguía cosechando las bendiciones de haberse mantenido firme en su fe a pesar
de tantas adversidades que enfrentó.
Las
promesas de Dios son una invitación a que nos acerquemos a Él para que su vida
fluya a través nosotros y traiga restauración y perdón a quienes nos rodean.
Dios
les bendiga abundantemente.
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