UN
MOMENTO CON DIOS
La
paciencia.
“Tened por sumo gozo, hermanos míos que os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia, y que la paciencia tenga su perfecto resultado, para que seáis perfectos y completos, sin que os falte nada.” (Santiago 1. 1 – 4)
En la
era del estrés y las prisas ser paciente probablemente sea de las cosas que más
escasean, la sociedad no nos enseña a ser pacientes, más bien todo lo
contrario, necesitamos tenerlo todo instantáneamente, compramos por internet,
buscamos la forma de envío más rápida, la paciencia no existe, todo tiene que
ser aquí y ahora, los niños lloran para tener lo que quieren al momento y
gracias a sus berrinches lo suelen conseguir, no aprendemos a ser pacientes
sino todo lo contrario, y cuando no podemos conseguir lo que queremos nos enojamos,
agobiamos y se nos viene todo encima, nuestra mente solo piensa en lo que
queremos y todo gira alrededor de eso.
Pero la
escuela de Dios es diferente, muy diferente, “tened por sumo gozo,
hermanos míos que os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de
vuestra fe produce paciencia, y que la paciencia tenga su prefecto resultado,
para que seáis perfectos y completos, sin que os falte nada.” Mientas que
en el mundo se nos enseña a conseguir lo que queremos instantáneamente, en la
escuela de Dios se nos enseña todo lo contrario, paciencia.
Convertirse
en cristiano no libera automáticamente a nadie de las dificultades, en la
Palabra de Dios tenemos muchos ejemplos, el mayor de ellos es Job.
La
actitud correcta al enfrentar la adversidad es tener sumo gozo, lo cual no es
una reacción emocional, sino una inteligente evaluación de las circunstancias
desde la perspectiva de Dios, al ver las pruebas como un medio para el
crecimiento moral y espiritual.
No nos
gozamos de las pruebas en sí mismas, sino en sus posibles frutos. Someter a
prueba equivale a comprobar lo genuino de algo. Sirve como una disciplina para
limpiar la fe de sus impurezas, sacando lo que es falso. La paciencia no es
resignación pasiva ante circunstancias adversas, sino firmeza y valor que nos
ayudan a resistir con valentía.
La
realidad es que las pruebas que tenemos en nuestra vida en ocasiones son porque
nosotros nos las buscamos con nuestras decisiones, en otros momentos vienen
porque la vida así nos las trae, porque realmente la vida no es un camino de
rosas, en otros casos podría suceder como con Pedro “Simón, Simón, mira
que satanás os ha reclamado para zarandearos como a trigo.”
Pero
sea como sea, toda prueba, incluso las que nosotros nos buscamos tienen cabida
en el plan de Dios, todas nos llevan a que estas pruebas se confronten con
nuestra fe y produzcan paciencia.
El
paciente es aquel que visita al médico y espera el resultado de sus pruebas y
análisis, y nosotros tenemos delante el médico divino, el que permitirá las
pruebas con un objetivo, ver la enfermedad, que veamos nuestro pecado y el
resultado sea la perfección, para que seamos completos en Él, para que nada nos
falte.
En los
tiempos de prueba preocupémonos que la paciencia actúe en nosotros, y no la
pasión; lo que se diga o haga, sea la paciencia la que lo diga y haga, de esa
manera saldremos vencedores.
Dios
les bendiga abundantemente.
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