sábado, 2 de junio de 2018

Un momento... RESTAURANDO LAS RELACIONES INTERPERSONALES CON LA FAMILIA



UN MOMENTO PARA PENSAR EN DIOS
RESTAURANDO LAS RELACIONES INTERPERSONALES CON LA FAMILIA

Pensemos en el ambiente de nuestro hogar. Analicemos nuestra interacción con nuestro cónyuge y nuestros hijos.

¿Realmente nos hablamos? O lo que es más importante, ¿los escuchamos? En nuestra vida ajetreada es fácil ir socavando la verdadera comunicación. La computadora portátil y el teléfono inteligente se convierten en aparatos siempre presentes y siempre prendidos, ladrones que nos roban los momentos, ya escasos, que tenemos con nuestros seres queridos.
En un artículo reciente un importante diario señaló que cada vez son más los hijos que les piden a sus padres reducir el uso de teléfonos inteligentes y computadoras en la casa: "Papá, ¿puedes guardar tu portátil?".
Algunos estudios han revelado que un empleado pasa en promedio menos de 30 segundos al día en comunicación real con sus hijos. ¡Eso no es suficiente! Si ese es todo el tiempo que estamos dedicando a conversaciones con nuestros hijos, entonces nosotros y ellos, nos encaminamos a graves problemas.
Debemos hacer un compromiso con nosotros mismos de invertir en nuestras relaciones cara a cara.
Comunicarnos entre esposos todos los días. Debemos dar de nosotros mismos. Hablar de nuestros altibajos, de lo que sentimos cada día, animar al otro.
Tratemos de aplicar la "respuesta blanda" para disipar cualquier enojo ante alguna realidad que nos toque vivir. (Proverbios 15. 1) 
Mostrémonos dispuestos a ceder en algo. Al fin y al cabo, Jesús dijo que "más bienaventurado es dar que recibir" (Hechos 20. 35). Procuremos comprender a nuestra esposa o esposo. Pongamos el teléfono a un lado y apaguemos la computadora.
¡Quizás encontremos, con asombro, que nuestro matrimonio vuelve a florecer como nunca antes!
Moisés ordenó a los hijos de Israel que se comunicaran continuamente con sus hijos: "Estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes".  (Deuteronomio 6. 6-7) 
Este es un mandato a los padres y madres cristianos de que transmitan la verdad a sus hijos en cada oportunidad. Pero pensemos todo lo que estos versículos implican, más allá de solo la verdad; también debe haber abundante conversación general entre los miembros de la familia.
Uno de los mejores momentos para comenzar es durante las comidas. Procuremos comer juntos, en familia, por lo menos una vez al día. A la hora de las comidas, apaguemos el televisor. Guardemos el periódico. Prohibamos los teléfonos celulares en la mesa.
Hagamos preguntas y animemos a todos a participar, sin dejar a ninguno por fuera. No dejemos que los miembros de nuestra familia se vayan alejando unos de otros. Empecemos a reunirlos comiendo juntos con regularidad y cuantas veces sea posible.
Mientras escuchan, los miembros de la familia deben mirarse unos a otros ¡cara a cara! Para los padres, resulta especialmente importante prestar toda la atención a sus hijos cuando hablan.
Escuchemos a nuestros hijos con toda nuestra atención, de tal modo que se sientan realmente amados, sabiendo que son tan valiosos para nosotros que merece todo nuestro interés y consideración.
Las conversaciones a la hora de la comida pueden ser el cimiento para renovar la comunicación y la cooperación en el seno de la familia.

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