viernes, 1 de junio de 2018

Leyendo... Isaías capítulo 48



LECTURA DIARIA:
Isaías capítulo 48

Aquí se presenta una acusación contra Israel por idolatría, obstinación e hipocresía. Israel había conocido el verdadero culto; pero, desdeñando al verdadero profeta, confió más en sus ídolos secretos, por lo que tendría que purificarse en el cautiverio.

El pueblo de Judá se sentía confiado porque vivía en Jerusalén, la ciudad del templo de Dios. Dependieron de su herencia, ciudad y templo, pero esta era una seguridad falsa ya que no dependieron de Dios.
No había nada en las acciones, actitudes y logros de Israel que obligaran a Dios a amarlos y salvarlos. Pero por amor a sí mismo, para mostrar quién es Él y lo que puede hacer, los salvó.
Dios habla nuevamente a Israel , confirmando su selección de Ciro.
«Aquel a quien Jehová amó» se refiere a Ciro y esto sin duda estremeció a su audiencia. ¿Cómo podía amar el Señor a un rey pagano, un enemigo? Pero era Ciro al que Dios utilizaría para liberar a su pueblo del cautiverio en Babilonia. La misión de Ciro era liberar a Israel al conquistar Babilonia, luego decretar que todos los judíos podían regresar a su tierra natal. ¿Quién sino un profeta podía narrar una historia tan increíble pero verdadera casi doscientos años antes de que sucediera?
Jehová el Señor, y su Espíritu me envió: Esta frase se ha debatido mucho. La mayoría de los especialistas creen que se refiere a Ciro, reafirmando que Dios es quien lo sostiene. Otros ven en ello una proclamación divina de que la Trinidad obra a través de Ciro.
Dios había prometido consuelo y paz a Israel (el tema de los capítulos 40-60), pero su pueblo insistía en desobedecer. Si hubiesen obedecido, habrían sido liberados de Babilonia.

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