sábado, 30 de junio de 2018

Leyendo... Jeremías capítulo 10



LECTURA DIARIA:
Jeremías capítulo 10

Los objetos hechos por manos humanas no sirven de ayuda, porque no pueden hacer mal ni bien. Se mantienen inmóviles, no hablan, son llevados, porque no pueden andar.

El pueblo de Judá quería conocer el futuro y trató de discernirlo interpretando las señales de los cielos. La respuesta de Jeremías es aplicable también hoy: Dios creó la tierra y los cielos, incluyendo las estrellas que la gente consulta y adora. Nadie descubrirá el futuro en cartas inventadas de estrellas de Dios.
En comparación con los ídolos impotentes, Dios es único. No hay (dios) semejante a él. Se trata de alguien que está por encima de las deidades tribales, confinadas a un área geográfica determinada, porque él es Rey de las naciones, Rey de todos.
Son necios los que depositan su confianza en un trozo de madera, aun cuando esté bien tallado y vestido espléndidamente.
No importa cuán bien hecho o cuán hermosos sean los ídolos, nunca tendrán el poder y la vida del Dios vivo y verdadero.
Jeremías compara a los ídolos con Jehová. Los adoradores de ídolos son condenados; Dios es alabado.
Jeremías lamenta su propio destino y el de su pueblo. Sus hijos son los habitantes de Judá y Jerusalén, porque él nunca se casó o tuvo hijos.
Los pastores son gobernantes, y el ganado o rebaño es el pueblo.
En este capítulo, Jeremías usa la imagen de los nómadas que vagan en el desierto tratando de montar sus tiendas. Los pastores de la nación son los líderes malvados responsables de la calamidad. Los rebaños son el pueblo de Judá. En lugar de que los líderes guiaran al pueblo de Dios, lo llevaron por el rumbo equivocado.
El castigo y el exilio estaban cerca, así que Dios le dice al pueblo que recoja sus pertenencias.
Jeremías se inclina ante el castigo de Dios, pero implora la justicia divina.

No hay comentarios:

Publicar un comentario