lunes, 25 de junio de 2018

Leyendo... Jeremías capítulo 5



LECTURA DIARIA:
Jeremías capítulo 5

Dios le dice a Jeremías que recorra las calles de Jerusalén y trate de localizar a alguien que haga justicia. Si halla un hombre así, Dios perdonará a los habitantes de la ciudad.
Jeremías comienza con los pobres, pero fracasa. Entonces se dirige a los grandes (los líderes), pero tampoco tiene éxito. Todos quebraron el yugo, esto es, se rebelaron; por eso Dios enviará fieras que castiguen sus deslealtades.
Si aparece un hombre que busque verdad , Dios perdonará la ciudad. Justicia y verdad definen lo que Dios espera de Judá.
Jerusalén era la ciudad capital y el centro de adoración de Judá, sin embargo Dios desafió a cualquiera a encontrar al menos una persona justa y veraz en toda la ciudad. Dios estaba dispuesto a salvar la ciudad si se encontrara una persona así hizo una declaración similar sobre Sodoma. (Génesis 18.32)
Aun los líderes que conocían las leyes de Dios y entendían sus palabras de juicio lo rechazaron. Se suponía que debían enseñar y guiar al pueblo, pero en lugar de eso los guiaron al pecado. Jeremías observó a los pobres e ignorantes, esos que desconocían los caminos de Dios y se dio cuenta que no aprendían las leyes de Dios de sus líderes. Por lo tanto, la búsqueda de Dios en Jerusalén fue total, no había seguidores verdaderos en ningún nivel de la sociedad.
Si el arrepentimiento implica «volverse», la apostasía refleja el «apartarse» o «darle la espalda» a Dios.
Dios responsabilizó a estas personas de los pecados de sus hijos ya que siguieron el ejemplo de sus padres. El pecado de desviar a otros a través de nuestro ejemplo, sobre todo a los hijos, es un pecado por el que Dios nos hará responsables.
Los falsos profetas negaron a Jehová, y contradijeron el mensaje de Jeremías diciendo, y no vendrá mal sobre nosotros.
Al no haberse arrepentido Judá ocasionará que gente robusta, los babilonios, se coman lo que produce su tierra y la destruyan.
Las palabras de Jeremías serán como fuego que consume, en comparación con el viento que representa a los falsos profetas.
Jeremías dijo al pueblo que ni sus ojos ni sus oídos les servían de algo debido a que se negaban a ver y escuchar el mensaje de Dios. Los pueblos de Judá e Israel fueron neciamente sordos cuando Dios les prometió bendiciones por su obediencia y destrucción por su desobediencia.

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