miércoles, 6 de junio de 2018

Leyendo... Isaías capítulo 53



LECTURA DIARIA:
Isaías capítulo 53

En este capítulo esta la más conocida profecía de la crucifixión en la Biblia, y tanto Mateo como Pedro la citan. Ocho siglos antes de Cristo, Isaías se refirió de una forma increíblemente certera a los hechos de la crucifixión; pero más importante aún, habló del propósito de la cruz.

Los versículos  2 y 3 nos muestran a esta persona, el siervo de Jehová, como surgiendo en la escena de la historia como retoño, un renuevo. Se lo presenta como un hombre sin atractivo físico especial y como experimentado en lo que es el sufrimiento humano. Cuando el profeta dice: escondimos de él el rostro, indica que su pueblo se avergonzaría de él. Sin embargo, aunque su pueblo lo menosprecie y no lo estime, él es el siervo de Jehová. Su aparición en la escena humana concede carácter literal a muchas otras profecías que pudieron haber pasado como simples figuras poéticas. Ahora hay la posibilidad de verle cara a cara.
Los versículos  4-7 constituyen la revelación más revolucionaria de la teología bíblica. Tratan de su obra expiatoria a favor de su pueblo. Esta obra, a la manera de lo simbolizado en los sacrificios del templo, involucra su muerte.
Los versículos  8-10 constituyen una reflexión profética de lo expresado en el párrafo anterior. Impresionan en especial las últimas palabras del versículo  9 y las primeras del versículo  10: Aunque nunca hizo violencia, ni hubo engaño en su boca, con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo y le hirió en clara referencia a la muerte.
Los versículos  10 y 11 constituyen la cúspide del asombro porque indican que el siervo de Jehová volvería a vivir después de haber muerto, y que aun vería descendencia. El viviría sin fin, haciendo prosperar en su mano la voluntad de Jehová. El no fracasaría ni una sola vez, como Israel que fracasó muchas veces. El lograría ver la luz, aquella luz anunciada por Isaías hijo de Amós en 9:2, y que era la alborada de una nueva era en la historia universal, la antesala misma de la eternidad. De esta manera él quedaría satisfecho.
Las palabras del profeta terminan con la misma nota de victoria con que empieza esta sección en 52:13: He aquí que mi siervo triunfará…
Los versículos  11 y 12 ya no salen de la boca del profeta, sino que son palabras pronunciadas directamente por Jehová, como se observa cuando llama al siervo de Jehová: mi siervo justo. Mientras en el resto del capítulo 53 el profeta parece referirse al alcance de la obra expiatoria del siervo de Jehová a favor de su pueblo Israel, en el versículo  11 las palabras justificará a muchos, y cargará con los pecados de ellos parecen referirse a su alcance mundial, universal.
Finalmente, mientras esta profecía empieza con un prólogo donde Jehová habla en primera persona, y donde dice: He aquí que mi siervo triunfará… también termina con un epílogo. También en el epílogo Jehová habla en primera persona y dice: Por su conocimiento mi siervo justo justificará a muchos… De esta manera Jehová corrobora el anuncio profético desde antes de que empiece y después de haber concluido.

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