sábado, 13 de mayo de 2017

Leyendo... 1 de Crónicas capítulo 15


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LECTURA DIARIA:
1 de Crónicas capítulo 15

Este capítulo constituye sólo una parte de toda una sección relativa al arca. El relato completo llega hasta el capítulo 16. 43.
Los primeros 24 versículos son la composición directa del Cronista en base a sus propias fuentes; es decir, no hay fuente bíblica anterior para estos versículos. No obstante esto, hay uno que otro punto en donde el Cronista trata temas, con cambios considerables, vistos en 2 de Samuel 6. El móvil que impulsaba a David para traer el arca a Jerusalén es muy diferente del que se encuentra en 2 de Samuel.
Los sacerdotes se santificaban para poder cargar el arca. Santificarse significa literalmente separarse, apartarse con propósitos santos, purificarse. Los sacerdotes se separaban simbólicamente del pecado y la maldad. Esto se hacía al lavarse y al lavar sus ropas en una ceremonia especial (Números 8.5-8).
El incidente al cual se refiere David se registra en el capítulo 13.8-11. Cuando el arca era llevada de regreso a Israel en una carreta de bueyes, estos tropezaron. Uza, al tratar de evitar con sus manos de que se cayera, fue muerto instantáneamente. El error no estuvo en el deseo de David de trasladar el arca, sino en el método que se usó para este propósito. David o ignoró u olvidó las instrucciones específicas de la ley de Dios acerca de la forma en la que se debía trasladar el arca, ahora al descubrir su error se preparó para corregirlo.
Esta vez David veló que los levitas fueran los que llevaran el arca.
La gran procesión musical fue designada como un acompañamiento propio para la gran ocasión. Aumentó el entusiasmo, elevó las mentes y los corazones de la gente, y centró su atención en el hecho. Además ayudó a sellarla en su memoria por los años venideros.
David estuvo dispuesto a despojarse de todo ante los ojos de los demás para poder expresar a Dios su gratitud total y sincera.
Mical estaba tan disgustada por sus acciones "indignas" que no pudo regocijarse con el regreso del arca a Jerusalén. La adoración se había deteriorado tanto bajo el reinado de su padre Saúl, que se había convertido en algo afectado y ritualista. Mical podía aceptar a David como conquistador militar y como rey, pero no podía aceptar su expresión de alabanza a Dios libre y espontánea.

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