lunes, 8 de mayo de 2017

Leyendo... 1 de Crónicas capítulo 10


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LECTURA DIARIA:
1 de Crónicas capítulo 10

El capítulo 10 está basado en 1 de Samuel 31 se notan pocas diferencias con este capítulo. Lo cierto es que al Cronista le importaba mucho más la historia de David. Este relato, respecto al fin de Saúl, sirve como una introducción contrastante a la gloria del segundo rey de Israel. 
Si bien el Cronista escribe en una época cuando la nación ya había pasado por el exilio durante el cual el pueblo estaba sin templo, nación o rey, este capítulo de la muerte de Saúl les describía también su actual situación: estaban sin rey. Pero como la muerte de Saúl hace posible la venida de David, también el pueblo postexílico, para los ojos del Cronista, puede esperar otro como David que lo salve. La derrota de Saúl sólo hace que la gloria de David se destaque más. 
El relato de la muerte de Saúl y de sus hijos por el Cronista pone de relieve varias cosas. En primer lugar, el escritor posexílico agrega algunos datos no incluidos en su pasaje paralelo en 1 Samuel 31. El Cronista relata que la cabeza de Saúl fue puesta en exhibición en el templo de Dagón (de los filisteos, versículo 10). Además, se añade que los israelitas fueron y recogieron los cadáveres de Saúl y sus hijos para luego enterrar los restos (huesos) debajo de la encina en Jabes (versículo 12). 
El versículo 6 declara que Saúl murió y todos los de la casa murieron junto con él. Pero una lectura del texto en Samuel sólo indica que en unión con Saúl murieron su escudero, sus tres hijos y todos sus hombres. El incluir la desaparición de toda la familia de Saúl, como lo implica el Cronista, lejos de ser una abreviatura es más bien una expansión en la que asevera que, para los propósitos de Dios, la dinastía de Saúl había terminado. 
La infidelidad de Saúl fue tanto activa como pasiva, no sólo hizo el mal, sino que dejó de hacer el bien. Desobedeció activamente al intentar asesinar a David, ignorando las instrucciones de Dios, y al buscar la guía de una adivina. Desobedeció pasivamente al olvidarse de pedir la guía de Dios para gobernar el reino. La obediencia también es pasiva y activa.

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