lunes, 15 de mayo de 2017

Leyendo... 1 de Crónica capítulo 17


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LECTURA DIARIA:
1 de Crónicas capítulo 17

David se sintió culpable de que el arca, el símbolo de la presencia de Dios, estuviera en una tienda mientras que él vivía en un hermoso palacio. El deseo de David era bueno, pero el momento no. Dios le dijo a David a través de Natán que no construyera un templo y David estuvo dispuesto a vivir de acuerdo con el tiempo de Dios. 
Dios no quería que un guerrero construyera su templo. David había derramado demasiada sangre al unificar la nación. Así que el honor de construir el templo pasaría a Salomón, hijo de David. David entregaría a Salomón un reino unido y en paz, listo para comenzar la obra de un hermoso templo. Dios prometió someter a los enemigos de David. 
La promesa a David constaba de dos partes. La primera parte era condicional: mientras los descendientes de David siguieran a Dios y lo honraran, continuarían en el trono de Israel. La segunda parte era incondicional: un hijo de David ocuparía este trono para siempre. Este fue Jesús el Mesías. La primera parte de la promesa estaba basada en la obediencia fiel de los descendientes de David. La segunda parte se cumpliría sin importar la forma en la que actuaran los descendientes de David. 
David respondió a Dios con profunda humildad y sin resentimiento, alabó a Dios, reconoció las bendiciones de Dios, y aceptó las decisiones, promesas y mandatos de El.

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