UN MOMENTO CON DIOS
La inconstancia
“No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene una gran recompensa, pues os es necesaria la paciencia, para que, habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa.” (Hebreos 10. 35 – 36)
Una de las
características del comportamiento de la mayoría de los humanos es la
inconstancia. Aunque nos cueste reconocerlo, somos demasiado volubles. Nuestra
atención cambia de foco en todo momento y no es fácil concentrarnos en una
idea. Nuestros pensamientos corren sin riendas y difícilmente podemos controlarlos.
Para todo somos así. Si
queremos tener algo, le damos y damos hasta que finalmente lo obtenemos para
luego dejarlo a un lado porque otra cosa ha captado nuestro interés. Esta
volubilidad aplica en cualquier aspecto de nuestra vida y es una grave debilidad
de carácter.
Hasta con DIOS somos
así. Clamamos a DIOS por una solución o por algo que necesitamos y cuando nos
lo concede estamos agradecidos a ÉL. Pero este agradecimiento no dura mucho
pues el hecho de que ya salimos de la prueba o la necesidad hace que nos
olvidemos de cómo fue que alcanzamos la tranquilidad.
Nos olvidamos de que
DIOS es nuestro Salvador y nuestro Proveedor y nos volvemos a nuestras vacías
rutinas que ningún provecho nos traen.
Para regresarnos al
camino, DIOS permite que nuevas situaciones se presenten, las cuales nos
obligan a levantar nuestra mirada hacia ÉL y pedir de nuevo Su ayuda. El Señor
busca en nosotros que seamos constantes en nuestra fe y en todas las
actividades de nuestra vida, tanto sentimentales, laborales como espirituales.
Acerquémonos a DIOS con
fe y pidamos sabiduría teniendo en cuenta lo que Santiago 1. 6 – 8 nos dice en su carta: “Pero que pida con fe,
sin dudar, porque quien duda es como las olas del mar, agitadas y llevadas de
un lado a otro por el viento. Quien es así no piense que va a recibir cosa
alguna del Señor; es indeciso e inconstante en todo lo que hace.” Recordemos
que necesitamos perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad
de DIOS, recibamos lo que ÉL ha prometido.
La clave para no estar
dando continuidad a este círculo vicioso de necesitar, pedir, recibir,
agradecer y olvidar. La clave está en mantenernos en obediencia considerando
todo bajo la óptica de la fe con perseverancia. El que persevera ha creído en
el poder de la Palabra de DIOS y permanece por su fe. Sus pasos no están
determinados por lo que siente, sino por lo que ha decidido en su corazón.
Creamos con todo el
corazón que DIOS sigue obrando en nosotros y permanece fiel. ÉL es justo para
recompensarnos por nuestra perseverancia.
Dios les bendiga
abundantemente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario