viernes, 28 de julio de 2023

Un momento... Nuevas fuerzas

 




UN MOMENTO CON DIOS

Nuevas fuerzas

 

“El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas”.    (Isaías 40:29)

 

¿De qué manera recuperamos las fuerzas cuando nos sentimos fatigados?

El cansancio físico puede ser producido por el mucho trabajo o por la enfermedad. En cualquiera de los dos casos uno de los mejores remedios es el reposo, es decir, poder dormir bien. Sin embargo, el sueño no será de provecho al que tenga el estómago vacío, porque despertará aún más débil todavía.

La gracia de Dios está siempre detrás de todo. Es Dios quien provee el alimento necesario para que nuestros cuerpos reciban los nutrientes necesarios y es Dios quien concede el buen sueño. (Salmos 127.2)

Pensemos detenidamente en esto para que podamos arrepentirnos de nuestra falta de agradecimiento. No apreciamos la gracia de Dios al concedernos alimentos, no apreciamos su gracia al concedernos un lugar cómodo para dormir, no vemos su gracia que nos provee medicinas y suplementos alimenticios para cuando sentimos que la fatiga es mucha.

Del mismo modo, que en el caso del cansancio corporal y pérdida de energías físicas, pero mucho más importante, deberíamos ver lo que está relacionado con el desánimo y la fatiga espiritual.

Todo el remedio proviene de Dios.

Ahora bien, el texto bíblico específica con claridad a quiénes promete Dios dar las fuerzas y a quiénes aumentará Él el vigor, Dios atenderá al cansado y al que no tiene ninguna fuerza. Este es un detalle muy importante.

Si nuestra actitud es de autosuficiencia, si no clamamos a Dios con humildad, reconociendo nuestra condición precaria, no seremos sujetos apropiados para recibir la bendición de Dios. ¿Podemos verlo así?

Esto debería llevarnos a concluir que todos esos libros clasificados en su temática como autoayuda, no son libros apropiados, no son bíblicos. Los libros útiles serán los que expongan de forma clara los principios de la Palabra de Dios, uno de los cuales es incapacidad espiritual de la raza humana caída y el medio único de redención.

Si solemos usar frases como: “tengo que poner de mi parte”, “todo depende de mi esfuerzo”, es porque estás luchando en tus fuerzas y si estás dependiendo de tus capacidades, no podrás experimentar este auxilio divino, sobrenatural.

Jesucristo dijo: “Venid a mí, todos los que estáis trabajado y cargados y yo os haré descansar” (Mateo 11.28)

El descanso es necesario, pero no debemos pensar que Cristo nos está llamando a un reposo que equivale a una vida de inactividad, más bien, habiendo entrado en el reposo de Cristo, el creyente es ahora capacitado para continuar su jornada, pero ya NO más en sus propias fuerzas, sino dependiendo de aquel auxilio prometido a los que se han refugiado en Cristo.

Lamentablemente muchas veces los que están fatigados espiritualmente lo que hacen es dejar de leer la Palabra de Dios, algo completamente ilógico, es cuando deberíamos ser más cuidadosos en nuestra dieta espiritual. Muchas veces en vez de ir corriendo al Médico Divino, nos vamos alejando de Él. ¿No es esto una insensatez?

Hay promesa de auxilio para los que se cansan, para los que se fatigan y pierden el vigor. La promesa es que, si reconocemos que no tenemos fuerza alguna, recibiremos las fuerzas de Dios.

Las promesas son maravillosas para los que aprendemos a depender de Dios. El profeta Isaías concluye el capítulo de esta manera: “Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.” (Isaías 40.30 - 31)

¿Creemos esto? ¿Creemos que es mejor confiar en Dios? Si confiamos en Dios nos nutriremos de Su Palabra, si confiamos en Él, reposaremos en el sacrificio perfecto de Cristo y dejaremos de vivir como si todo dependiera de nuestro desempeño. Si esperamos en Él, Él renovará nuestras fuerzas.

Dios les bendiga abundantemente.

 

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