UN
MOMENTO CON DIOS
Nuevas
fuerzas
“El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas”. (Isaías 40:29)
¿De qué
manera recuperamos las fuerzas cuando nos sentimos fatigados?
El
cansancio físico puede ser producido por el mucho trabajo o por la enfermedad.
En cualquiera de los dos casos uno de los mejores remedios es el reposo, es
decir, poder dormir bien. Sin embargo, el sueño no será de provecho al que
tenga el estómago vacío, porque despertará aún más débil todavía.
La gracia
de Dios está siempre detrás de todo. Es Dios quien provee el alimento necesario
para que nuestros cuerpos reciban los nutrientes necesarios y es Dios quien
concede el buen sueño. (Salmos 127.2)
Pensemos
detenidamente en esto para que podamos arrepentirnos de nuestra falta de
agradecimiento. No apreciamos la gracia de Dios al concedernos alimentos, no
apreciamos su gracia al concedernos un lugar cómodo para dormir, no vemos su
gracia que nos provee medicinas y suplementos alimenticios para cuando sentimos
que la fatiga es mucha.
Del
mismo modo, que en el caso del cansancio corporal y pérdida de energías físicas,
pero mucho más importante, deberíamos ver lo que está relacionado con el
desánimo y la fatiga espiritual.
Todo el
remedio proviene de Dios.
Ahora
bien, el texto bíblico específica con claridad a quiénes promete Dios dar las
fuerzas y a quiénes aumentará Él el vigor, Dios atenderá al cansado y al
que no tiene ninguna fuerza. Este es un detalle muy importante.
Si
nuestra actitud es de autosuficiencia, si no clamamos a Dios con humildad,
reconociendo nuestra condición precaria, no seremos sujetos apropiados para
recibir la bendición de Dios. ¿Podemos verlo así?
Esto
debería llevarnos a concluir que todos esos libros clasificados en su temática
como autoayuda, no son libros apropiados, no son bíblicos. Los libros útiles
serán los que expongan de forma clara los principios de
Si solemos
usar frases como: “tengo que poner de mi parte”, “todo depende de mi esfuerzo”,
es porque estás luchando en tus fuerzas y si estás dependiendo de tus
capacidades, no podrás experimentar este auxilio divino, sobrenatural.
Jesucristo
dijo: “Venid a mí, todos los que estáis trabajado y cargados y yo os haré
descansar” (Mateo 11.28)
El
descanso es necesario, pero no debemos pensar que Cristo nos está llamando a un
reposo que equivale a una vida de inactividad, más bien, habiendo entrado en el
reposo de Cristo, el creyente es ahora capacitado para continuar su jornada,
pero ya NO más en sus propias fuerzas, sino dependiendo de aquel auxilio
prometido a los que se han refugiado en Cristo.
Lamentablemente
muchas veces los que están fatigados espiritualmente lo que hacen es dejar de leer
la Palabra de Dios, algo completamente ilógico, es cuando deberíamos ser más
cuidadosos en nuestra dieta espiritual. Muchas veces en vez de ir corriendo al
Médico Divino, nos vamos alejando de Él. ¿No es esto una insensatez?
Hay promesa
de auxilio para los que se cansan, para los que se fatigan y pierden el vigor.
La promesa es que, si reconocemos que no tenemos fuerza alguna, recibiremos las
fuerzas de Dios.
Las
promesas son maravillosas para los que aprendemos a depender de Dios. El
profeta Isaías concluye el capítulo de esta manera: “Los muchachos se
fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová
tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se
cansarán; caminarán, y no se fatigarán.” (Isaías 40.30 - 31)
¿Creemos
esto? ¿Creemos que es mejor confiar en Dios? Si confiamos en Dios nos nutriremos
de Su Palabra, si confiamos en Él, reposaremos en el sacrificio perfecto de
Cristo y dejaremos de vivir como si todo dependiera de nuestro desempeño. Si
esperamos en Él, Él renovará nuestras fuerzas.
Dios
les bendiga abundantemente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario