UN
MOMENTO CON DIOS
Cuando
somos probados
“Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna”. (Santiago 1. 2 – 4)
Las pruebas
son parte de la vida cristiana. Son circunstancias aparentemente adversas que
sobrevienen a nuestras vidas sin que las hayamos buscado. Las pruebas siempre
provienen de Dios y son enviadas con un propósito muy especial.
Si no
logramos ver las pruebas como Dios las ve, jamás podremos ver las pruebas como
algo para nuestro bien. Las pruebas son nuestros aliados, no nuestros enemigos.
Las
pruebas son los peldaños que nos permiten ascender a la excelencia del
propósito de Dios para nuestras vidas. Dios tiene un propósito para cada uno de
los que somos de Él. Dios anhela que cumplamos con ese propósito.
El
mejor ejemplo de este propósito de las pruebas es el caso de José. Vemos en su
historia en el libro de Génesis que José fue odiado por el resto de sus
hermanos, eso fue una prueba para él. Más tarde fue vendido por sus hermanos en
calidad de esclavo, y después fue encarcelado injustamente. También fue una
prueba muy difícil para él.
Pero eventualmente,
luego de una serie de interesantes eventos, José llegó a ser nada más y nada
menos que el hombre de confianza del rey del imperio más poderoso del mundo de
su época. Estando en esta posición, José fue utilizado por Dios para preservar
la descendencia de Jacob.
Todo lo
que le sucedió de joven, aunque fueron cosas dolorosas, fueron los peldaños que
le condujeron al gran propósito que Dios tenía para él.
En
segundo lugar, las pruebas son la manera para tener un conocimiento más
profundo de Dios. Eso fue lo que experimentó Job. Este personaje no era una
mala persona, todo lo contrario, Job 1.1 dice: “Hubo en tierra de Uz un varón
llamado Job; y era este hombre perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado
del mal.”
Pero un
día, fue probado como ninguno. El libro de Job registra que en un solo día
perdió todos sus bueyes, todas sus asnas, todos sus criados, todas sus ovejas,
todos sus pastores, todos sus camellos y lo que es peor, murieron todos sus
hijos, siete varones y tres mujeres, perdió hasta la salud. Luchó consigo mismo
tratando de entender lo que estaba pasando. Luchó también con Dios, pero
finalmente entendió lo que Dios estaba tratando de hacer. Su testimonio aparece
en Job 42.5 donde dice: “De oídas te había oído; más ahora mis ojos te ven.”
Cuando Job llegó a este punto, Dios restituyó el doble de todo lo que Job
tenía. Job 42:10 “Y quitó Jehová la
aflicción de Job, cuando él hubo orado por sus amigos; y aumentó al doble todas
las cosas que habían sido de Job.”
Las
pruebas son las herramientas que utiliza Dios para perfeccionar nuestro
carácter. La paciencia, o la capacidad de soportar adversidad sin desmoronarse,
es una cualidad de carácter. Esta virtud se aprende por medio de las pruebas.
La
paciencia se alimenta de las pruebas. Dios nos prueba para aprender paciencia.
Las
pruebas nos hacen que manifestemos nuestro verdadero carácter. La mejor ocasión
para saber cuán lejos estoy de lo que Dios quiere de mí es cuando soy probado.
Allí puedo ver si en mi corazón hay rebeldía o ira, o celos o arrogancia. Las
pruebas nos ayudan a purificar nuestro carácter.
También,
las pruebas son la forma de Dios para mantenernos humildes. Nuestra naturaleza
pecaminosa nos induce a pensar que somos los mejores, los más importantes. Dios
utiliza las pruebas para bajarnos de esa nube rosada y ponernos en nuestro
lugar.
Eso es
lo que hizo con el apóstol Pablo, 2 de Corintios 12.7 dice: “Y para que la
grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un
aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me
enaltezca sobremanera.”
Las
pruebas nos mantienen humildes, las pruebas nos mantienen dependientes de Dios,
las pruebas nos hacen caer de rodillas para buscar a DIOS.
Y, por
último, las pruebas son oportunidades para mostrar el poder de Dios. Si no
hubiera pruebas, no habría oportunidades para que Dios manifieste su poder
soberano. Eso fue lo que experimentó el apóstol Pedro. (Hechos 12.6 -11)
Maravilloso.
Dios mostró todo su poder para librar a Pedro de esta prueba. Las pruebas son
oportunidades para que Dios muestre su poder.
Cuando
estemos atravesando por alguna difícil prueba, no nos desanimemos. Confiemos en
Dios y con paciencia esperemos la manifestación poderosa de Dios para librarnos
de esa prueba. La vida cristiana no está libre de pruebas. La vida
auténticamente cristiana está caracterizada por una buena actitud hacia las
pruebas.
Dios
les bendiga abundantemente.
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