sábado, 17 de diciembre de 2016

Leyendo... Jueces capítulo 3


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LECTURA DIARIA:
Jueces capítulo 3

Dios permitió que los enemigos permanecieran en la tierra para "probar" a los israelitas, es decir, para darles una oportunidad de ejercitar fe y obediencia.
Ahora la generación más joven que no había luchado en las grandes batallas de conquista había llegado a la mayoría de edad. Su trabajo era completar la conquista de la tierra. Todavía había muchos obstáculos que superar en su nueva patria. La manera en que manejaran estos obstáculos sería una prueba de su fe.
Los hombres y las mujeres de las naciones vecinas eran atractivos para los israelitas. Pronto hubo matrimonios mixtos y los israelitas aceptaron a sus dioses paganos. Esto estaba claramente prohibido por Dios. Al aceptar a estos dioses en sus casas, los israelitas comenzaron gradualmente a aceptar las prácticas inmorales asociadas con ellos. La mayoría de los israelitas no tenían la intención de ser idólatras; solo añadieron los ídolos a la adoración a Dios. Pero no tardaron mucho en absorber el culto pagano.
Por causa de alejarse de DIOS cayeron en manos del rey pagano de Mesopotamia.
Pero la aflicción hizo que clamen a Dios los que antes escasamente hablaban a Él. Dios volvió a ellos por misericordia para liberarlos.
Cuando Dios escuchó su clamor, levantó a Otoniel, el primer juez, quién los liberó del yugo del enemigo. Otoniel, cuyo nombre significa “Dios es poderoso”, manifestó el gran poder del Señor al derrotar al enemigo. Como leímos en Jueces 1, Caleb le dio a Otoniel a su hija Acsa en matrimonio, porque Otoniel conquistó la ciudad de Debir. (Josué15.13-19)
Antes de morir, Otoniel le dio a la tierra un reposo de cuarenta años.
Cuando Israel volvía a pecar, Dios levantaba un nuevo opresor. Por esa causa Israel fue debilitado, y Moab fortalecido contra ellos.
Cuando Israel volvió a orar, Dios levantó a Aod como juez. Aod mató a Eglón, rey de Moab, y, de ese modo, ejecuta los juicios de Dios contra él como enemigo de Dios y de Israel.
La consecuencia de esta victoria fue que la tierra tuvo descanso por ochenta años.
El lado del país que yacía al suroeste estaba ocupado por filisteos. Dios levantó a Samgar para liberarlos; no teniendo espada ni lanza, tomó una aguijada de bueyes, el instrumento que tenía más a mano.
No importa el arma si Dios dirige y fortalece el brazo. A menudo Él obra por medios inverosímiles para que la excelencia del poder sea de Dios.

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