jueves, 22 de diciembre de 2016

Leyendo... Jueces capítulo 8


La imagen puede contener: 1 persona
LECTURA DIARIA:
Jueces capítulo 8

Los hombres de Efraín, con el orgullo herido, se quejaron a Gedeón por no haber sido convocados para la batalla antes. Sin embargo, esto era claro en los planes de Dios, porque si hubieran sido llamados antes, tendrían que haberse vuelto como los demás ya que si no, su número hubiera sido demasiado grande como para permitirle al Señor llevarse la gloria de la victoria sobre los madianitas.
Una vez en Sucot, Gedeón les pidió ayuda, para poder destruir a los dos reyes de Madián. Estos hombres de Sucot eran de la tribu de Manasés, la cual eligió permanecer en el lado este del Jordán y, por tanto, lógicamente deberían haber apoyado a Gedeón.
Gedeón no sólo pronunció juicio sobre estos burladores, y también los de Peniel que intentaron minar la fe de sus hombres, sino que declaró con confianza que el Señor les entregaría a los reyes de Madián en su mano.
Los madianitas se sintieron muy seguros en Carcor, pero Gedeón los derrotó, y los quince mil hombres de guerra restantes fueron derrotados y huyeron aterrados. Y prendió a los dos reyes de Madián, Zeba y Zalmuna.
Gedeón cumplió la advertencia que había hecho a los de sucot y Peniel. Es muy difícil determinar si este acto de venganza estaba justificado o si debía haber dejado a Dios el castigo. Gedeón era el líder que Dios había designado, pero los jefes de Sucot y Peniel se negaron a ayudarlo por temor al enemigo. Demostraron no tener ni fe ni respeto hacia Dios y hacia el hombre que El había elegido para salvarlos.
Como juez, Gedeón pronunció la sentencia sobre los dos reyes; como ellos hicieron con otros, así les sería hecho a ellos.
El propósito de mandar a su joven hijo que les matara era el de añadir insulto a la injuria, haciendo que un simple joven hiciera caer a un rey. Por lo tanto, ellos le suplicaron a Gedeón que los matara.
El pueblo quería hacer rey a Gedeón, pero él señaló que Dios gobernaría sobre ellos. 
A pesar de su sabia decisión, Gedeón pidió aretes del botín para hacer un efod de oro. Y el objeto que supuestamente estimularía la adoración a Jehová lo reemplazó. La historia que comenzó en Ofra, donde los ciudadanos adoraban ídolos, termina en el mismo lugar, pero ahora todo Israel allí rindiendo culto al efod. 
La relación de Gedeón con una concubina dio como resultado un hijo Abimelec que destrozó la familia de Gedeón y provocó una tragedia a la nación. 
Gedeón dirigió a la nación pero no pudo dirigir a su familia. 
Después de la muerte de Gedeón, los israelitas volvieron a portarse como una esposa infiel. 
El pueblo se prostituyó yéndose tras los baales, y ahora con su dios propio, Baalberit. La observación de que olvidaron el bien que había traído Gedeón y que no fueron agradecidos es un hecho trágico.

No hay comentarios:

Publicar un comentario