viernes, 9 de diciembre de 2016

Leyendo... Josué capítulo 20



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LECTURA DIARIA:
Josué capítulo 20

Los pueblos del antiguo Cercano Oriente demandaban que al que cometiese un crimen se le castigara de la misma manera; por ejemplo, vida por vida. No se le prestaba atención a las circunstancias. Pero las leyes de Dios consideraban los motivos.
Las ciudades de refugio se establecieron para proveer un santuario a quienes habían matado a alguien involuntariamente. Aquí se le protegía hasta que se celebraba el juicio; y, si era declarado inocente, o sea, homicida involuntario, tenía que permanecer allí hasta la muerte del sumo sacerdote.
Sólo la muerte del sumo sacerdote podía liberar al ofensor y permitirle regresar a su casa, lo mismo que la muerte de Cristo en la cruz nos libra del pecado para que podamos entrar a nuestra casa celestial.
Una nueva nación, ubicada en un nuevo territorio, necesitaba un nuevo gobierno. Muchos años atrás Dios le había dicho a Moisés cómo debía funcionar este gobierno. Una de las cosas que Dios quería que hicieran al entrar a la tierra prometida era designar ciertas ciudades como «ciudades de refugio». Estas debían estar esparcidas en todo el territorio. Su propósito era prevenir la injusticia, sobre todo en los casos de venganza. Por ejemplo, si una persona accidentalmente mataba a otra persona, podía huir a la ciudad de refugio en donde estaría segura hasta que pudiera tener un justo juicio. Los levitas estaban a cargo de las ciudades de refugio. Debían asegurar el cumplimiento de los principios de Dios de justicia e imparcialidad.
Una ciudad de refugio era precisamente eso, un refugio para una persona que había cometido un homicidio no intencional que pudiera despertar deseos de venganza de los amigos y parientes de la víctima. Las seis ciudades de refugio fueron esparcidas en toda la nación para que nadie se encontrara demasiado lejos de una de ellas.
Seis ciudades levíticas fueron escogidas como ciudades de refugio: tres al este del Jordán, y tres al oeste. En cada grupo de tres una estaba situada al norte, otra en la región central y la tercera en el sur, de forma que no tomase más de medio día el llegar a una ciudad de refugio.

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