sábado, 10 de diciembre de 2016

Leyendo... Josué capítulo 21


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LECTURA DIARIA:
Josué capítulo 21

La tribu de Leví debía dispersarse y vivir en ciudades a todo lo largo y ancho de Israel. Debía hacer provisión para el culto y la enseñanza de la Ley. 
Como los levitas no tenían tierra propia, se sostenían con el diezmo dedicado a Dios. La tribu estaba dividida en tres clanes que descendían de los tres hijos de Leví: Gersón, Coat y Merari. Cada clan recibió sus ciudades por medio del rito de echar suertes.
En este período de la historia de Israel, las ciudades eran sitios cerrados con murallas fortificadas para la defensa. Se construían normalmente sobre una colina también como protección y estaban rodeadas de ejidos, donde la gente apacentaba su ganado.
Los levitas debían ministrar delante de Dios de parte de todo el pueblo. Por eso recibieron ciudades esparcidas en toda la nación. Aunque Jerusalén estaba lejos de las casas de muchos israelitas, casi nadie tenía que viajar por más de un día para llegar a una ciudad levítica.
Los coatitas estaban divididos en 4 familias mayores y se les entregaron 23 ciudades. Una de las 4 familias descendía de Moisés y Aarón y recibió 13 ciudades en Judá, Simeón y Benjamín. Las restantes 3 familias recibieron 10 ciudades en Efraín, Dan y Manasés.
Los descendientes de Gersón recibieron 13 ciudades en el territorio de Isacar, Aser, Neftalí y al este de Manasés. Esto las convirtió en las ciudades levíticas más septentrionales.
Los meraritas recibieron 12 ciudades en los territorios de Rubén, Gad y Zabulón.
De norte a sur, y ambos lados del río Jordán, se establecieron ciudades de refugio para ofrecer protección a quienes habían provocado involuntariamente la muerte de alguna persona.
Dios se mostró fiel al cumplir todas las promesas que le había dado a Israel. El cumplimiento de algunas de ellas tomó varios años, pero «todo se cumplió».

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