sábado, 18 de marzo de 2017

Leyendo... 1 de Reyes capítulo 8


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LECTURA DIARIA:
1 de Reyes capítulo 8

Salomón reunió a las principales personalidades para llevar el arca al templo. En el mes de Ethanim, que es el mes séptimo. En la actualidad todavía se utilizan estos nombres para los meses.
Los preparativos para la dedicación fueron bien planeados, comenzaron a hacer los preparativos para la dedicación antes de terminar el templo.
El traslado del arca era muy delicado y requería cuidados especiales.
El arca había permanecido en la ciudad de David (2 Samuel 6.17) 
Se realizó una gran multitud de sacrificios para honrar a Dios.
El arca era importante no por sus objetos sino porque representaba la gloria de Dios.
Luego que los sacerdotes la colocaran en el lugar santísimo la presencia de Dios se hizo presente visiblemente en el templo.
Salomón le dice a su pueblo que Dios ha cumplido su promesa. Primero se dirigió a Dios para que el pueblo tuviera confianza y luego se dirigió al pueblo para mostrarles la aprobación de Dios.
Salomón recuerda las palabras que Dios dijo a su padre David (2 Samuel 7.6-16) 
Salomón comenzó la oración de dedicación del templo. Existían muchos dioses entre los paganos pero solo uno verdadero y era el Dios de Israel.
Había una parte de la promesa que faltaba por cumplir. La promesa era que siempre estaría la descendencia de David sentada en el trono. Esta promesa tenía una condición, debían de andar en los caminos de Dios.
Salomón sabia de las promesas realizadas por Dios, así es que en oración y reverencia pidió a Dios que no lo olvidara.
Salomón sabia que un templo no era suficiente para Dios. Salomón pidió que Dios no se apartara de la casa. Salomón pidió que Dios hiciera justicia desde los cielos.
Salomón indica que su pueblo pecaría y a causa del pecado Dios no estaría presente en el templo. Por eso Salomón pedía a Dios perdonarlos cuando se arrepintieran. También pide por el extranjero que se humilla y ora a él.
Sabía que el pueblo necesitaría de Dios porque todos eran pecadores. 
Dios los perdonaría si se convirtieren de todo corazón de su maldad, pero debían confesar su pecado y apartarse de él, para alcanzar misericordia.
La oración fue tan intensa que comenzó de pie y terminó de rodillas.
Salomón recordó a su pueblo como todo lo dicho por Dios se cumplió.
El deseo de Salomón era dar testimonio del Dios vivo.
A pesar de que el altar donde quemaron las ofrendas era grande, la gratitud era mayor.
Había un gran gozo en el corazón del rey por haber adorado a Dios.

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