viernes, 24 de marzo de 2017

Leyendo... 1 de Reyes capítulo 14


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LECTURA DIARIA:
1 de Reyes capítulo 14

Abías hijo de Jeroboam cayó enfermo. Jeroboam amaba al muchacho y se preocupó por él, pidió a su esposa que se disfrazara para que nadie reconociera quien era ella y le dijo que fuera a Silo a ver a Ahías el profeta.
El profeta era viejo y ya no podía ver a causa de su edad. Dios reveló al profeta quien lo visitaría y el mensaje que tenía que dar.
El profeta indicó a la mujer que tenía noticias malas para ella. El mensaje era de parte de Dios, le dijo que lo que era Jeroboam, era gracias a Dios, así que él podía removerlo. Sus hechos habían sido malos ante Él, los hechos de Jeroboam fueron directamente contra Dios a diferencia de los otros reyes.
La descendencia y familia de Jeroboam sufrirían las consecuencias.
Al entrar en la ciudad Abías había de morir y el pueblo lo iba a llorar. A pesar de eso el muchacho había encontrado gracia ante los ojos de Dios, porque solo él tuvo sepultura. Dios encontró lo suficiente para salvarle de caos venidero.
Así como Dios había levantado a Jeroboam, levantaría a otro.
Tal como lo había dicho Dios, sucedió.
El pecado de Jeroboam comenzó a tener sus repercusiones. 
Jeroboam murió y reinó en su lugar su hijo Nadab.
Hasta este momento Dios permitió que el trono siguiera en la casa de Jeroboam.
En tanto reinaba en Judá Roboam. El nombre de su madre fué Naama, Ammonita, es decir una mujer pagada.
También el reino del sur había dejado a Dios. Al igual que los del norte hicieron ídolos.
Sisac rey de Egipto atacó Jerusalén, esto era parte del juicio de Dios hacia Judá. Él fue quien se llevo el tesoro que se había acumulado. Muy poco duro la majestad del templo a causa de la rebelión de Judá.
Tristemente los reinos del norte y del sur siguieron peleando.
Roboam murió sin tener paz con Dios.

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