martes, 28 de marzo de 2017

Leyendo... 1 de Reyes capítulo 18


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LECTURA DIARIA:
1 de Reyes capítulo 18

Habían pasado tres años y seis meses desde que Elías profetizó la sequía.
Dios le dice ahora que Elías tenía que ir ante el rey, situación que seria riesgosa, y decir que ahora Dios haría llover.
A pesar del riesgo que implicaba Elías obedeció y confió en Dios.
Acab pidió a Abdías su mayordomo, que a pesar de su posición y trabajar para el rey, era temeroso de Dios, que vaya por el país a conseguir agua.
Abdías había arriesgado su vida para esconder a más de cien profetas ante la persecución de Jezabel.
En el camino Abdías se encuentra con Elías, este hombre temeroso de Dios sabía quien era el profeta.
Abdías debía anunciar a Acab la presencia de Elías.
Pero Abdías se niega porque pensaba que si le informaba a Acab, seguro lo mataría.
Elías prometió a Abdías que no desaparecería y se presentaría ante el rey.
Una vez frente a Acab Elías le pide al rey reunir a los profetas de Baal.
Elías valientemente indicó a Acab que el culpable era el mismo y su padre de lo que estaba sucediendo. La razón era que se había alejado de Dios y se había ido tras dioses ajenos y abominables.
Todo el pueblo seria testigo del poder de Dios, Elías enfrentaría en el monte Carmelo a todos los profetas de Jezabel que servían a Baal.
Elías amonesta al pueblo porque ellos también servían a Dios y a los baales.
El reto que proponía Elías era que cada uno le pidiese a su Dios que enviara fuego del cielo para que consumiera la ofrenda. El fuego tendría que venir de una manera sobrenatural.
Los profetas de Baal estuvieron horas clamando y no hubo respuesta.
Elías entonces preparó el altar, tomó doce piedras, aún cuando Judá estaba dividido con Israel, Elías los veía como uno solo.
Elías respetó la hora en que se hacia sacrificio 50 años atrás y oró fervientemente a Dios. Elías no buscaba su gloria sino que el pueblo creyese en Dios.
A diferencia de Baal, Dios respondió indicando que era el verdadero Dios.
Dios mandó fuego, el cual consumió el holocausto. El pueblo se volvió a Dios.
Ahora era tiempo de acabar con los falsos adoradores y Elías allí degolló a todos los profetas del falso dios.
Elías sabia que después de esta demostración sin duda alguna la lluvia vendría sobre ellos y comenzó a orar por lluvia.
Siete veces tuvo que orar Elías para que Dios le contestara.
Quedó demostrado nuevamente que Dios era el Dios de Israel.

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