miércoles, 22 de marzo de 2017

Leyendo... 1 de Reyes capítulo 12


La imagen puede contener: una o varias personas y texto
LECTURA DIARIA:
1 de Reyes capítulo 12

Roboam hijo de Salomón asume el trono ante el pueblo en Siquem.
Jeroboam había huido a Egipto porque Salomón lo quería matar. Le llamaron porque tenía atributos de un líder y el pueblo quería aprovechar que había un rey nuevo para cambiar algo en su gobierno.
Ante el rey no pidieron que se les quitara el yugo sino que lo disminuyera.
El pueblo estaba dispuesto a servirle si aliviaba un poco su carga que era pesada.
Roboam pidió tiempo para poder dar una respuesta adecuada.
Roboam pidió consejo a personas con mucha experiencia que había trabajado para Salomón. Los ancianos pedían a Roboam tratar bien al pueblo, garantizaban a Roboam que no tendría problemas con el pueblo si los trataba bien, estarían más contentos que con Salomón, este era un muy buen consejo.
Pero a Roboam le gusto lo dicho por los ancianos. Y tomó consejo de jóvenes inexpertos que se habían criado con él.
Los jóvenes, dieron el consejo totalmente opuesto al de los ancianos.
Al tercer día vino Jeroboam con todo el pueblo.
La forma de actuar del rey junto con su respuesta levantaría el furor en el pueblo de Israel. Roboam no se compadeció de su pueblo.
La mala decisión hizo que el pueblo desechara a toda la casa de David.
Tal como lo había profetizado el Señor, Roboam se quedo a cargo de Judá.
Roboam demostró así su falta de capacidad para reinar.
Desde entones el pueblo de Dios se dividió. De ahora en adelante Israel serian las 10 tribus del norte y Judá (Judá y Benjamin) la tribu del sur.
Dios hizo que Jeroboam encontrara gracia delante de la gente y fue nombrado rey de Israel.
Roboam quería hacer guerra para recuperar las tribus. Pero Dios le dio palabra a Semeías varón de Dios. La orden de parte de Dios era clara, no pelear porque no conseguirían nada. Afortunadamente para ellos escucharon la voz del profeta y no pelearon.
Jeroboam necesitaba una capital porque Jerusalén estaba en territorio de Judá.
A pesar de que ahora Siquem seria la nueva capital de Israel, Jeroboam escuchando a su corazón comenzó a tener miedo por primera vez. Dios ya le había hecho una gran promesa si obedecía, no debía de preocuparse por nada ni nadie. Todo lo que tenía que hacer era obedecer a Dios.
Al igual que Roboam, Jeroboam recibió un muy mal consejo. Para no viajar a Jerusalén tres veces al año. Hizo dos becerros de oro y los puso uno en Bet-el, y el otro en Dan, para que fuera más cómodo para el pueblo.
Jeroboam instituyó su propia religión, básicamente, con sacerdotes que no eran levitas e instituyó una fiesta como la que se celebraba en Judá.

No hay comentarios:

Publicar un comentario