lunes, 27 de marzo de 2017

Leyendo... 1 de Reyes capítulo 17


La imagen puede contener: 2 personas, personas sonriendo, texto
LECTURA DIARIA:
1 de Reyes capítulo 17

El gran profeta Elías hace su aparición, sin indicar su pasado. Elías significa Jehová es mi Dios.
Acab era un abierto adorador del dios Baal. En Israel no había sacerdotes, ya que todos se habían ido a Judá, así que Dios envió a Elías para alertar a Israel.
Elías declaraba enfáticamente que Dios vivía y estuvo advirtiendo a Israel de su pecado.
Como el pueblo no quiso escucharlo y mucho menos el malvado rey Acab, guiado por Dios para hacer que el pueblo se arrepintiese cerró los cielos para que no lloviera.
En aquellos días Acab adoraba a Baal, quien se creía que era encargado de mandar lluvia y dar cosechas abundantes, al cerrar los cielos Elías, estaba demostrando que Baal no era Dios.
Dios envía a Elías al arroyo Querit, estaba protegiendo a su ciervo de la sequía que vendría.
Elías no sufriría los estragos de la sequía, aún animales inmundos como en este caso los cuervos, lo alimentarían.
Elías obedeció fielmente a la palabra de Dios. Pero la fuente de agua de Elías se acabó, y su fe seria probada nuevamente.
Dios envía a Elías a Sarepta de Sidón, le estaba pidiendo a Elías que fuera a la ciudad de Jezabel, una ciudad pagana.
Allí abría una mujer viuda que lo sustente. Las viudas eran conocidas por su pobreza e humildad.
Elías obedeció fielmente a la palabra de Dios, él confiaba en lo que Dios le dijo, que la viuda le sostendría a pesar de su pobreza.
Tal como Dios le dijo Elías pidió pan a la viuda y le prometió que la harina no escasearía.
La viuda afirmó por el Dios de Elías, con sus palabras indicaba que no era su Dios, que le daría pan. Para eso ella también tendría que confiar.
Dios multiplicaría lo poco proveería hasta que la viuda pudiera salir a buscar comida. Este fue un gran paso de fe por parte de la viuda.
Pero los problemas no terminaron para la viuda, y su hijo enfermó gravemente y murió.
Aunque ella culpó al profeta, ella reconocía que era resultado de su pecado.
Ante el reclamo de la viuda y movido por la misericordia, Elías tomó en su regazo al niño lo acostó sobre su cama y pronunció una oración muy ferviente a Dios.
Luego se tendió sobre el niño tres veces y siguió orando intensamente.
Dios ordenó que el alma volviera a su lugar.
Nuevamente la viuda recibió bendición por haber confiado en el siervo de Dios.
Los milagros ayudaron no a que tuviera una vida mejor, sino a que creyera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario