lunes, 1 de abril de 2024

Un momento... Lo que prevalece es el amor

 


UN MOMENTO CON DIOS

Lo que prevalece es el amor

 

“Queridos amigos, no les escribo un mandamiento nuevo, sino más bien uno antiguo que han tenido desde el principio. Ese mandamiento antiguo—ámense unos a otros—es el mismo mensaje que oyeron antes. Sin embargo, también es un mandamiento nuevo. Jesús vivió la verdad de este mandamiento, y ustedes también la viven. Pues la oscuridad está desapareciendo, y ya brilla la luz verdadera”. (1 Juan 2. 7 – 8)



El mandamiento de amar a los demás es nuevo y es antiguo al mismo tiempo. Es antiguo porque viene del Antiguo Testamento (Levítico. 19. 18) y es nuevo porque Jesús lo interpretó de una manera totalmente nueva (Juan 13. 34-35).
Era nuevo para ellos, como era nueva su situación respecto de sus motivos, reglas y obligaciones. Siguen en estado de tinieblas los que andan con odio y enemistad contra los creyentes. El amor cristiano nos enseña a valorar el alma de nuestro hermano y a temer todo lo que dañe su pureza y su paz. 
En la iglesia cristiana, el amor no se expresa solo al mostrar respeto; también se expresa mediante la abnegación y el servicio (Juan 15. 13). Por esa razón, puede definirse como "dar incondicionalmente". Va más allá de los amigos y llega hasta los enemigos y perseguidores (Mateo 5. 43-48). El amor debe ser la fuerza unificadora y la marca distintiva de la comunidad cristiana. Es la clave para andar en la luz, porque no podemos crecer espiritualmente mientras odiamos a los demás.
Donde haya tinieblas espirituales, estarán entenebrecidos la mente, el juicio y la conciencia, y erraremos el camino a la vida celestial. Estas cosas exigen un serio examen de sí mismo, y la oración ferviente para que Dios nos muestre qué somos y dónde vamos.
Una relación creciente con Dios produce una relación creciente con los demás.
¿Eso significa que, si a usted no le agrada alguien, usted no es un cristiano? Estos versículos no se ocupan de no aceptar a los cristianos desagradables. Siempre habrá personas que no nos agradarán tanto como otras. 
Las palabras de Juan señalan la actitud que motiva despreciar o marginar a otros, tratarlos como irritantes competidores o enemigos. 
Afortunadamente, el amor cristiano no es un sentimiento sino una elección. Podemos optar por interesarnos por el bienestar de las personas y preocuparnos por ellas con respeto, sintamos o no afecto por ellas. Si optamos por amar a otros, Dios nos ayudará a expresar nuestro amor.
El amor es característico de la luz; y el odio, de las tinieblas. Y ambas son enemigas mortales; razón por la cual lo genuino de la relación con Dios se manifiesta en el compañerismo fraternal. 
Jesús nos dijo claramente, que la ley y los profetas se resumen en, “amarás a tu prójimo como a ti mismo”.
Dios les bendiga abundantemente.

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