UN MOMENTO CON DIOS
Esperanza en medio del
desánimo
“En cierta ocasión Jesús dijo a Simón: pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte” … (Lucas 22. 32)
Todos perdemos la esperanza de
vez en cuando, especialmente cuando las cosas no salen bien. Naturalmente, nos
cansamos más cuando nadamos contra la corriente y lidiamos con oposiciones.
Es mucho mejor cuando alguien
que amamos camina con nosotros en esos momentos difíciles y nos dice: ¡tú me
importas a mí…! Ayuda mucho saber que no estamos solos en la vida.
Es un consuelo saber que Jesús
ora para que mantengamos nuestra fe, a pesar del pecado que nos ha llevado a
los problemas que podemos estar viviendo.
La fe no es solo una cuestión
individual, ella encierra también nuestra relación con Dios. Y Dios quiere que
nuestra relación crezca.
«puestos los ojos en Jesús, el
autor y consumador de la fe; el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la
cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de
Dios.» (Hebreos 12. 2)
Cuando tenemos que caminar
sobre un puente que se tambalea y abajo tenemos un abismo, es mejor fijar los
ojos en algo inmóvil que este al final, del otro lado. Mirar hacia atrás o
hacia abajo implica un riesgo mortal para nuestra vida espiritual. El miedo se
apodera de nosotros, perdemos el equilibrio y nos caemos.
Ante los abismos y peligros de
la vida, Dios nos dice que miremos fijamente a Jesús y prosigamos. Él, que
intercede por nosotros, nos llenará de valor y esperanza y hará que triunfe
nuestra fe.
Dios les bendiga
abundantemente.
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