UN MOMENTO CON DIOS
Esperanza para todos.
“Así ellos pondrían su confianza en DIOS y no se olvidarían de sus proezas, sino que cumplirían sus mandamientos. Así no serían como sus antepasados: generación obstinada y rebelde gente de corazón fluctuante, cuyo espíritu no se mantuvo fiel a DIOS.” (Salmo 78. 7 – 8)
Todos podemos observar
claramente como con el pasar de los años, a medida que nos vamos adentrando más
y más en el Siglo XXI, la conducta de los niños y el comportamiento de la gente
en general va de mal en peor. Esto es algo que no concuerda con los supuestos
avances que la civilización ha alcanzado en materia de educación y metodología
de la enseñanza.
Lo que vemos es que mientras
más avanza la ciencia, más disminuye la sabiduría. Mientras más “avanza” la
civilización, peor nos comportamos. La ética y la moral están por el suelo. Hoy
en día, un empresario de la pornografía llama más la admiración de la gente que
una persona que es honesta y honrada en sus asuntos.
En varios puntos del planeta
se han establecido “culturas” que exaltan supuestos valores de bandas
delictivas que se dedican al narcotráfico, la extorsión y el asesinato. Y todo
el mundo se pregunta ¿por qué están las cosas así?
Se olvidan que desde hace
mucho tiempo el mundo en general ha dejado a un lado los principios y valores
que Dios nos ha transmitido mediante Su Palabra. Lo que la mayoría de la gente
piensa es que la Biblia es un anticuado e irrelevante libro lleno de fábulas y
mitos cuyas enseñanzas tiene poca o ninguna aplicación en estos “avanzados”
tiempos postmodernos.
El sistema ético y moral
establecido en la Palabra de Dios ha sido desechado para adoptar otro menos
exigente y más fácil de digerir.
Entonces, ¿Por qué nos
sorprende que el mundo esté como está?
La humanidad ha decidido crear
un sistema ético-religioso en el cual Dios no participa ni es mencionado,
porque según ellos, Dios simplemente no existe.
En estos tiempos de
comunicación en masa y aldea global debemos aprovechar al máximo todo medio a
nuestra disposición para transmitir al mundo las profundas y sólidas verdades
del evangelio de tal manera que la gente tenga por lo menos la opción de
escoger entre lo moral y lo amoral.
No nos adaptemos a este mundo
ateo sino influyamos en él para que la humanidad pueda conocer los caminos de
salvación que Dios ofrece a todos a causa de Su gran amor por todos
nosotros.
Dios les bendiga abundantemente.
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