UN MOMENTO CON DIOS
Dios oye.
“… gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración…” (Romanos 12. 12)
Una mujer escuchaba mientras
otros pedían oración por familiares y amigos que enfrentaban dificultades o
enfermedad. Aunque tenía un pariente que luchaba contra una adicción hacía
años, mantuvo su petición en silencio, ya que no podía soportar ver la reacción
de los demás ni oír preguntas y consejos que solían surgir cada vez que decía
algo. Sentía que era mejor mantener guardado este tipo de petición. Había
quienes, simplemente, no entendían cómo su ser querido podía ser creyente en Cristo
y, aun así, tener esa lucha diaria.
Es fácil descorazonarnos por
situaciones difíciles en nuestras vidas que se han prolongado y que al parecer
hay muy poca esperanza que cambien.
¿Podemos pensar en una
circunstancia sin resolver por la que hayamos dejado de orar?
Apartemos un tiempo para orar
cada día. Pidámosle al Señor que nos muestre por cuáles asuntos y necesidades
orar y cómo orar por ellos.
Aunque esta mujer no compartió
su petición con ese grupo, tenía unos amigos de confianza a quienes les pidió
que oraran con ella. Juntos le rogaron a Dios que liberara de esa verdadera
esclavitud a su ser querido, para que pudiera experimentar la libertad en Cristo,
y que le diera a ella la paz y la paciencia que necesitaba. Mientras oraba,
encontró consuelo y fortaleza en la comunión con el Señor.
Creamos en Dios, en Su poder,
en Sus promesas, en Su disposición y en Sus respuestas. Creamos que Él está a
cargo de lo que hablamos con Él, y esperemos las respuestas con fe. Quizá no
sean visibles en el terreno natural.
Muchos elevamos oraciones
serias y constantes que parecen no tener respuesta. Pero podemos estar seguros
de que Dios ciertamente oye todos nuestros pedidos y que sí le interesa lo que
nos sucede. Nos insta a seguir caminando cerca de Él, «gozosos en la
esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración» (Romanos
12:12).
Dios les bendiga abundantemente.
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