jueves, 29 de diciembre de 2022

Un momento... Cuando una puerta se cierra

 


UN MOMENTO CON DIOS

Cuando una puerta se cierra. 

 

 “Como el Espíritu Santo no les permitió anunciar el mensaje en la provincia de Asia, atravesaron la región de Frigia y Galacia, y llegaron a la frontera de Misia. De allí pensaban entrar en la región de Bitinia, pero el Espíritu de Jesús no se lo permitió.”  (Hechos 16. 6 – 7)

 

¿Alguna vez hemos orado por una situación, sintiéndote seguro de la voluntad de Dios, para luego darnos cuenta de que la puerta se cerró?    

 Quizás era la mudanza a otra ciudad, una relación para casarse, o una oportunidad de empleo que parecía tan prometedora. No importa la situación, el resultado fue confusión, decepción, y tal vez, incluso, desesperación. ¿Qué estaba haciendo Dios?

Pablo y Silas tuvieron una experiencia parecida en su segundo viaje misionero. En vez de seguir su propósito original de visitar las iglesias que habían constituido, decidieron ir a un nuevo territorio. Pero el Espíritu Santo les prohibió entrar en Asia (la actual Turquía). Así que fueron al norte, a Misia, con la intención de dirigirse a Bitinia. Pero el Espíritu Santo les cerró la puerta de nuevo.

Es posible que, a esas alturas, nos hayamos preguntado por qué Dios les impedía la predicación del evangelio. Después de todo, ¿no había dado Jesús la Gran Comisión (Mateo 28. 19, 20)?

La respuesta le vino a Pablo en un sueño: el Señor los estaba redirigiendo a Grecia, una nación con grandes ciudades metropolitanas. Desde allí, el evangelio podría propagarse con mayor rapidez; finalmente, Pablo llegó a Éfeso, y desde aquí el evangelio se extendió a Asia.

En el momento que Juan escribió el Apocalipsis, había al menos siete iglesias en ese continente.

Dios utiliza puertas cerradas para redirigirnos a Su voluntad. Por tanto, la respuesta más sabia es confiar en Su infinita sabiduría, esperar Su clara dirección y seguir la guía del Espíritu Santo.

La redirección de Dios trae bendición, si simplemente confiamos en Él y Le obedecemos.

Dios les bendiga abundantemente.

 

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