UN MOMENTO CON DIOS
Andar por fe.
“Y caminamos guiados por la fe y no por lo que vemos.” (2 Corintios 5. 7)
Todos conocemos a
personas que viven conforme a sus deseos y capacidades naturales. A veces, nosotros
hacemos lo mismo. Pero, como hijos de Dios, somos llamados a andar por
fe: “ y
caminamos guiados por la fe y no por lo que vemos.” (2 Corintios 5.7)
Esto significa que debemos
vivir con la seguridad de que el Señor es fiel y cumple todas sus promesas.
En la escuela de la fe, la
primera destreza que hay que dominar es saber escuchar. Ya que la Palabra
de Dios es esencial para escuchar al Señor, debemos cultivar el hábito de la
meditación bíblica. Por medio de ella, escucharemos al Espíritu Santo hablando
a nuestro espíritu, revelando el significado de la Biblia y mostrándonos cómo
aplicar sus verdades a nuestras circunstancias. Pero reconocer la voz del
Espíritu Santo no viene de forma automática; se necesita práctica.
Una segunda capacidad que hay
que adquirir es la obediencia, hacer lo que el Señor ordene, a su manera y en
su tiempo.
Abraham dejó su tierra como lo
ordenó Dios, pero “modificó” el plan divino trayendo con él a Lot: “Abram salió
de Harán tal como el Señor se lo había ordenado. Tenía setenta y cinco años
cuando salió de allá para ir a la tierra de Canaán. “(Génesis 12. 4).
La vida de fe es de
sometimiento a los deseos, métodos y cronogramas de Dios. A medida que nuestra
capacidad de escuchar mejore, nuestra fe en el Padre se profundizará, nuestro
compromiso con Él crecerá y la obediencia total será más fácil.
Andar por fe implica también recordar
lo que sucedió cuando obedecimos a Dios en el pasado. ÉL se comunica con
nosotros no sólo para el día de hoy, sino también para enseñarnos para el
futuro.
¿Podemos recordar lo que Él nos
dijo la semana pasada? ¿Lo hemos puesto en práctica?
Comprometámonos a ser mejores
oyentes y seguidores más obedientes para poder caminar por fe y obediencia a
Dios cada día.
Dios les bendiga
abundantemente.
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