sábado, 10 de diciembre de 2022

Un momento... Cambios genuinos

 


UN MOMENTO CON DIOS

Cambios genuinos

 

 “Porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos.”  (Gálatas 3. 27)

 

Los cambios externos, como un maquillaje o una buena postura, pueden ser una manera fácil de modificar cómo nos sentimos y transformar nuestra vida.

Este un concepto atractivo. ¿A quién no le gustaría mejorar su vida de una manera tan sencilla?

Pero muchos hemos aprendido a la fuerza que cambiar hábitos profundamente arraigados parece imposible. El enfoque en simples cambios externos genera esperanza de que hay un camino más rápido para mejorar.

Sin embargo, la Escritura nos invita a procurar una transformación más profunda, imposible con el esfuerzo propio.

En Gálatas 3, Pablo argumenta que ni siquiera la ley de Dios pudo sanar las transgresiones de su pueblo: “y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios. Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén.” (Gálatas 3. 19 - 22)

La sanidad y la libertad verdaderas requerían que, por fe, se revistieran de Cristo: “pues todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos.” (Gálatas 3. 27), por medio de su Espíritu: “Nosotros, por el Espíritu, aguardamos por fe la esperanza de la justicia,” (Gálatas 5. 5).

Santificados y moldeados por Él, todos los creyentes, herederos de todas las promesas de Dios, encontrarían verdadera identidad y dignidad: “Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay hombre ni mujer, porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente descendientes de Abraham sois, y herederos según la promesa.” (Gálatas 3. 28 - 29)

Podemos invertir mucha energía en técnicas de mejoramiento personal, pero los cambios más profundos y satisfactorios se producen al conocer el amor de Cristo: “que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.” (Efesios 3. 17 - 19), el amor que cambia todo.

Dios les bendiga abundantemente.

 

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