CADA
DÍA CON DIOS
Siempre
Falta algo por Hacer
Son muchas las estrategias y las formas que podríamos utilizar para lograr o alcanzar nuestras metas, en esta ocasión Jesucristo quiere hablarnos de una de esas muchas estrategias.
La
estrategia que nos recomienda Dios es creer que siempre hay algo por hacer. Josué
13. 1 “Siendo Josué ya viejo, entrado en años, Jehová le dijo: Tú eres ya
viejo, de edad avanzada, y queda aún mucha tierra por poseer. " Las
personas que creen que ya todo lo han conseguido por lo general
se descuidan, es decir bajan la guardia y dejan de luchar con la misma
intensidad.
El
apóstol Pablo también utilizaba esta estrategia para nunca dejar de luchar.
Filipenses 3. 13 “Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una
cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que
está delante,” Esto le permitía al apóstol Pablo siempre avanzar y
nunca retroceder.
Estar
seguros de que todavía tenemos muchas cosas por hacer o por alcanzar, que
todavía no hemos logrado todo nos permite no desmayar cuando todo parece
perdido. 2 Corintios 4. 8 - 9 “que estamos atribulados en todo, mas no
angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no
desamparados; derribados, pero no destruidos”
El
secreto de Jesús para nunca dejarse confundir aquí en la tierra era saber
que su tiempo todavía no había llegado, que todavía le faltaba mucho por
hacer. Juan 7. 6 “Entonces Jesús les dijo*: Mi tiempo aún no ha llegado, pero
vuestro tiempo es siempre oportuno”
Como
entender que todavía hay mucho por Hacer.
1. Conociendo
muy bien nuestro propósito. 1 Corintios 9. 26 “Por tanto, yo de esta manera
corro, no como sin tener meta; de esta manera peleo, no como dando golpes al
aire” El que no sabe que es lo que quiere conseguir, o cuál es su meta, tampoco
sabe cuánto le falta para llegar.
Saber
exactamente qué es lo que queremos nos permite no desanimarnos cuando
vemos la meta lejos de nuestro alcance.
Saber
que es lo queremos permite que nos volvamos a orientar cuando
sentimos que estamos perdidos o desenfocados de nuestra meta.
2. Renunciando
a toda pereza. Proverbios 13. 4 “El alma del perezoso desea, pero
nada consigue, más el alma de los diligentes queda satisfecha.” La pereza
nos lleva a resignarnos con lo que tenemos.
La
única forma de entender que todavía hay muchas cosas por hacer es a través de
ser diligentes. Romanos 12. 11 “En lo que requiere diligencia, no perezosos;
fervientes en espíritu, sirviendo al Señor;” Las personas que están acostumbradas
hacer las cosas a tiempo, se exigen para lograr lo que quieren.
3. Saliendo
del acomodamiento o zona de confort. Isaías 43. 2 “Cuando pases por las aguas,
yo estaré contigo, y si por los ríos, no te anegarán; cuando pases
por el fuego, no te quemarás, ni la llama te abrasará.” Dios permite que
tengamos momentos de dificultad para obligarnos a desacomodarnos.
El Acomodamiento
nos lleva a la mediocridad, el acomodamiento hace que siempre vivamos de las
excusas para no avanzar.
4. Obligándonos
hacer más de lo que nos toca. Lucas 17. 10 “Así también vosotros, cuando hayáis
hecho todo lo que os ha sido ordenado, decid: Siervos inútiles somos, pues lo
que debíamos hacer, hicimos.” Las personas de éxito son aquellas que siempre
hacen más de lo que se les ordena o de lo que creen que deben hacer.
Las
personas triunfadoras no compiten con los demás, compiten con ellas mismo, las
personas de éxito siempre creen que algo todavía falta por
hacer.
El
secreto para lograr nuestras metas y propósitos es siempre creer que todavía
hay algo por hacer, que no todo está terminado, las personas sabias siempre
creen que algo nuevo todavía hay por aprender, las personas fracasadas son
aquellas que creen que todo lo saben y que todo lo han conseguido.
Dios
les bendiga abundantemente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario