martes, 15 de junio de 2021

Cada día... Con quién andamos es lo que somos.

 


CADA DÍA CON DIOS

Con Quien Andamos es lo que somos

 

Un dicho popular dice: dime con quién andas y te diré quién eres. Esto lo que quiere decir es que nosotros los seres humanos somos influenciables, terminamos haciendo lo que otros hacen y terminamos pareciéndonos a las personas con quien andamos.

 

Con este dicho nuestros padres lo que pretendían era decirnos que elijamos bien a las personas que serán nuestros amigos. De las personas que estén con nosotros dependerá nuestro éxito o nuestro fracaso. 

Por esta razón es que Dios le había ordenado a su pueblo que destruyeran a todo aquel que encontraran en la tierra que les daría. Deuteronomio 20. 17 “sino que los destruirás completamente: al heteo, al amorreo, al cananeo, al ferezeo, al heveo y al jebuseo, como Jehová tu Dios te ha mandado;” 

El motivo por lo cual Dios les ordenó destruirlos era para que su pueblo no terminara haciendo lo que estos pueblos hacían. Josué 16. 18 “para que no os enseñen a hacer según todas sus abominaciones que ellos han hecho para sus dioses, y pequéis contra Jehová vuestro Dios” 

El problema de los israelitas era el mismo que hoy tenemos muchos de nosotros no queremos escuchar los consejos de nuestros padres y terminamos juntándonos con personas que nos pueden mal influenciar. Josué 16. 10 “Pero no arrojaron al cananeo que habitaba en Gezer; antes quedó el cananeo en medio de Efraín, hasta hoy, y fue tributario.” 

El problema de muchos jóvenes que andan en malos caminos no es que sus padres no los hayan educado bien, el problema es que desobedecieron y se juntaron con malas amistades. 1 Corintios 15. 33 “No erréis; las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres.”  

Nuestras amistades terminan influenciando sobre nuestras decisiones o nuestra vida, debemos aclarar algo: una cosa son nuestros conocidos o nuestros compañeros y otra muy diferente nuestros amigos. 

Compañeros o conocidos pueden ser cualquiera, todos con quienes tenemos algún contacto diario en el colegio, el trabajo en la calle. Jesucristo no quiere que nos alejemos de ellos porque están en este mundo y es inevitable no tener algún tipo de contacto. 1 Corintios 5. 10 “no me refería a la gente inmoral de este mundo, o a los avaros y estafadores, o a los idólatras, porque entonces tendríais que salir del mundo.” 

Ya que lo que nosotros somos depende de con quién nos juntamos es muy importante saber cómo escoger a nuestras amistades. 

1. Debemos estar pendientes de su comportamiento. Mateo 7. 16 - 17 “Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos.”

2. Que comparta nuestras preferencias religiosas, empresariales, de estudio etc. Si no comparte nada con nosotros muy posiblemente se convierta en un yugo desigual. 2 Corintios 6. 14 “No estéis unidos en yugo desigual con los incrédulos, pues ¿qué asociación tienen la justicia y la iniquidad? ¿O qué comunión la luz con las tinieblas?” 

No se trata de que la otra persona sea totalmente parecida a nosotros, sus diferencias deben ser complemento para lo que queremos alcanzar. Génesis 2. 18 “Y el Señor Dios dijo: No es bueno que el hombre esté solo; le haré una ayuda idónea.” 

3. Mantengámonos firme en nuestras buenas y sanas costumbres. Jeremías 15. 19 “Entonces dijo así el Señor: Si vuelves, yo te restauraré, en mi presencia estarás; si apartas lo precioso de lo vil, serás mi portavoz. Que se vuelvan ellos a ti, pero tú no te vuelvas a ellos.”  

La única forma de no dejarnos mal influenciar por los demás es si sabemos exactamente qué es lo que queremos conseguir. 

Las personas que no saben que es lo que quieren es como si perdieran el tiempo dándole golpes al aire. El Apóstol Pablo sabía muy bien que es lo que quería. 1 Corintios 9. 26 “Por tanto, yo de esta manera corro, no como sin tener meta; de esta manera peleo, no como dando golpes al aire,” 

Si queremos ser triunfadores miremos muy bien con quién andamos, sino tarde o temprano terminaremos haciendo lo que ellos hacen, si nuestros valores y principios son firmes podremos hacer que ellos se vuelvan a nosotros. 

Dios les bendiga abundantemente.

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