domingo, 6 de junio de 2021

Cada día... Rompiendo murallas.

 


CADA DÍA CON DIOS

Rompiendo Murallas

 

Muchas veces en la vida nos encontramos entre la espada y la pared. No sabemos que hacer parece que nada nos sale bien para donde quiera que miramos no encontramos salida. 

Cuando todo parecía estar listo, cuando pensábamos que ya lo habíamos logrado se nos presenta una dificultad y nos hace muchas veces pensar en regresar por dónde venimos. 

En esta situación se encontraba el pueblo de Israel cuando ya toda parecía estar listo para entrar a la tierra prometida se encuentran con un muro impenetrable. Josué 6. 1 “Ahora, Jericó estaba cerrada, bien cerrada, a causa de los hijos de Israel; nadie entraba ni salía” 

Qué hacer cuando las cosas no parecen salir bien. Cuando nos encontramos con un muro. 

1. Aferrarnos a las promesas de Dios. Josué 6. 2 “Mas Jehová dijo a Josué: Mira, yo he entregado en tu mano a Jericó y a su rey, con sus varones de guerra.” Dios no le dijo que le iba a entregar, él le dijo te he entregado. Dios ya nos ha dado la bendición depende de nosotros si la tomamos o no. 

El secreto del Apóstol Pablo para mantenerse siempre victorioso. Era el creerse un bendecido con toda bendición. Efesios 1. 3 “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo,” 

El creer en las promesas de Dios nos da fortaleza para seguir luchando o peleando por nuestras metas. 

2. Preparándonos para luchar, aunque muchas veces no entendamos como. Josué 6. 3 “Rodearéis, pues, la ciudad todos los hombres de guerra, yendo alrededor de la ciudad una vez; y esto haréis durante seis días.” Los hombres de guerra deberían estar listos. Dios te ayuda, pero nosotros tenemos que actuar. 

El hecho de ser hijos de Dios no significa que no tengamos que hacer nada, Dios se encarga de prepararnos y entrenarnos para las batallas que tenemos que librar cada día. Salmo 144. 1 “Bendito sea Jehová, mi roca, Quien adiestra mis manos para la batalla,     Y mis dedos para la guerra;” 

3. Teniendo paciencia.  Josué 6. 4 “Y siete sacerdotes llevarán siete bocinas de cuernos de carnero delante del arca; y al séptimo día daréis siete vueltas a la ciudad, y los sacerdotes tocarán las bocinas.” Muchas veces lo que más nos cuesta es tener que esperar. 

Las cosas importantes no suceden de la noche a la mañana, todo necesita preparación y dedicación. 

4. Creyendo en lo sobrenatural. Josué 6. 5 “Y cuando toquen prolongadamente el cuerno de carnero, así que oigáis el sonido de la bocina, todo el pueblo gritará a gran voz, y el muro de la ciudad caerá; entonces subirá el pueblo, cada uno derecho hacia adelante.” Para unos hombres de guerra acostumbrados a pelear con sus armas y en sus fuerzas era muy difícil entender lo que se les pedía, pero tenían que obedecer.  

Debemos entender que Jesucristo nos dará la victoria de la forma menos esperada y en el día que menos esperado. 

5. Estando listos para la batalla y tomando precauciones. Josué 6. 9 “Y los hombres armados iban delante de los sacerdotes que tocaban las bocinas, y la retaguardia iba tras el arca, mientras las bocinas sonaban continuamente.” 

Estar seguros de que Jesucristo nos dará la victoria no significa que debemos descuidarnos o dejarnos de preparar. 

6. Absteniéndonos de hacer nuestra voluntad. Para esto se necesita ser muy obedientes a Dios y a nuestras autoridades. Josué 6. 10 “Y Josué mandó al pueblo, diciendo: Vosotros no gritaréis, ni se oirá vuestra voz, ni saldrá palabra de vuestra boca, hasta el día que yo os diga: Gritad; entonces gritaréis.”  

Muchas veces las cosas funcionan no como nosotros quisiéramos, por eso es necesario déjanos guiar. 

7. Persistiendo sin desmayar. Josué 6. 15 “Al séptimo día se levantaron al despuntar el alba, y dieron vuelta a la ciudad de la misma manera siete veces; solamente este día dieron vuelta alrededor de ella siete veces.” 

No hay peor enemigo que uno mismo nunca dejemos que nuestros temores se conviertan en murallas que nos impidan avanzar nosotros no somos obra de la casualidad somos el tesoro más precioso para Dios. Esforcémonos y seamos valientes. Con la ayuda de Jesucristo saldremos más que victoriosos. 

 

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