lunes, 5 de febrero de 2018

Un momento... HAY DOS CAMINOS



UN MOMENTO PARA PENSAR EN DIOS
HAY DOS CAMINOS

"La senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto. Pero el camino de los malvados es como la oscuridad, y no saben en qué tropiezan." (Proverbios 4. 18 - 19)

Se nos presentan aquí en contraste, dos caminos. Uno de estos caminos es el recorrido por los justos. Es descrito como la luz de un nuevo día, que va en aumento hasta brillar en todo su esplendor, cuando el día alcanza su plenitud. Y luego existe otro camino el de los malvados. En este camino hay una densa oscuridad.
El camino ancho es un camino bastante amplio en el día de hoy. Ahí es donde se encuentra la multitud; allí es donde encontramos gran cantidad de gente.
A lo largo de ese camino las multitudes disfrutan de lo que podríamos llamar "una feria de vanidades", que se parece bastante a la celebración de un carnaval; la palabra carnaval proviene de la palabra carnal, que tiene que ver con nuestra naturaleza física.
En ese camino la gente satisface a su naturaleza física, y por tal motivo se le considera una forma de vivir en libertad. Hoy se enfatiza precisamente este aspecto. Que cada uno puede vivir como le plazca. Y podemos decir que realmente se trata de un camino amplio y ancho en su entrada.
Pero observemos que, al avanzar, el camino ancho se va haciendo cada vez más estrecho, porque el camino de los malvados es una senda oscura, envuelta en la oscuridad. Es cierto que en la entrada al camino hay luces brillantes, pero adentrándose en la senda ya no brillan las luces.
Las personas ni siquiera se dan cuenta de con qué están tropezando. Este es el camino ancho que el Señor Jesús describió. Se parece a un embudo. La senda se estrecha más y más, hasta que acaba en la destrucción.
Ahora, en contraste, el camino angosto comienza de otra forma. Es muy angosto en la entrada.
En Juan 14.6 el Señor Jesucristo dijo: "Yo soy El Camino". El camino es tan estrecho que está limitado a una persona, que es Cristo.
Nadie puede ir a DIOS el Padre, si no es por medio de Cristo. Nadie podría encontrar un camino más angosto que éste.
El apóstol Pedro dijo, según Hechos 4.12: 12: “Y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos”.
Y en Juan 10.9, el mismo Jesucristo dijo: “Yo soy la puerta: el que por mí entre será salvo; entrará y saldrá, y hallará pastos”.
Así que la entrada es angosta, pero después, al avanzar, el camino se va haciendo cada vez más ancho, conduciendo a una vida abundante y a la luz misma del cielo.
Necesitamos entrar por el extremo angosto de una especie de embudo, y ese extremo está identificado como el Señor Jesucristo.
Esta es exactamente la figura que encontramos en estos versículos de Proverbios.
Hay dos caminos. Está la senda de los justos, y la senda de los malvados.
Dios les bendiga abundantemente.

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