LECTURA DIARIA:
Salmo 139
Dios conoce todo acerca de nosotros, aun el número de los cabellos que tenemos en la cabeza (Mateo 10.30).
Está con nosotros en cada situación, en cada prueba, nos protege, ama, dirige. Nos conoce y ama en plenitud.
Dios es omnipresente, está en todas partes. Estas son buenas nuevas para los que conocen y aman a Dios pues no importa lo que hagamos ni a dónde vayamos, nunca estaremos lejos de la presencia consoladora de Dios.
El carácter de Dios está dentro de la creación de cada persona. Cuando creamos que no valemos nada, recordemos que el Espíritu de Dios está listo y dispuesto a trabajar en nosotros para hacer que nuestro carácter sea todo lo que Dios desea.
Debemos tener tanto respeto por nosotros mismos como lo tiene nuestro Creador.
David pidió a Dios que examinara su corazón y prestara atención y señalara si existía algún motivo malo que pudiera estar detrás de sus fuertes palabras. David pidió a Dios que examinara si había un pecado en él y lo señalara hasta el punto de analizar sus pensamientos. Esto es cirugía exploratoria de pecado. En los salmos los salmistas no dudaron en demandar la justicia de Dios y hacer sugerencias vívidas de cómo Él debía llevarlas a cabo. Al parecer, ningún asunto era indebido para discutir con Dios, sin embargo nuestra tendencia es evitar los temas de ira y de venganza en los salmos.
Los escritores estaban muy conscientes de la justicia de Dios.
Pero si bien los pensamientos y sentimientos de los salmistas se expresaron con sinceridad, sabemos por los mismos salmos que a estos sentimientos pasajeros les siguió una confianza renovada en la fidelidad de Dios.
Leemos, por ejemplo, el arranque de ira en contra de la persecución de Saúl en el Salmo 59 y aun así sabemos que David nunca tomó venganza personal en contra de Saúl. Con total libertad, los salmistas le expresaron a Dios lo que pensaban, con la confianza de que Él podía separar lo que se quería decir y lo que se sentía.
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