Proverbios Introducción
En el capítulo 1.1 se identifica al libro junto a su autor principal. Sin embargo, no da a entender que todos los proverbios pertenecen a Salomón, cuyo papel ha sido no solamente el de autor, sino también el de compilador.
Salomón, el tercer rey de Israel, hijo del gran rey David, reinó durante la época de oro de Israel. Cuando Dios le dijo que le concedería cualquier cosa que deseara, pidió un corazón entendido. A Dios le agradó esta petición y no solo le dio sabiduría, sino también grandes riquezas, poder y una era de paz. Salomón construyó el glorioso templo de Jerusalén y escribió la mayor parte del libro de Proverbios.
En Eclesiastés se llama a sí mismo el «predicador». Como tal, coleccionó y citó sin duda expresiones útiles, lo mismo que un moderno predicador puede citar un poema o una elocuente metáfora. Los proverbios son suyos, no sólo porque compuso la mayor parte, sino porque los coleccionó y los usó.
Mientras el libro de los Salmos es para una vida devocional, el de Proverbios es para la vida diaria. Proverbios da sugerencias prácticas para una vida eficaz. Este libro no solo es una colección de dichos hogareños, contiene consejos espirituales profundos extraídos de la experiencia. Un proverbio es una frase corta y sabia, fácil de aprender y llama a una persona a actuar. No argumenta sobre criterios espirituales ni morales básicos, supone que ya los tenemos. El libro de Proverbios se enfoca en Dios (carácter, obras y bendiciones) y nos dice cómo vivir en relación íntima con El.
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