LECTURA
DIARIA:
Proverbios
1
En
el libro de proverbios, el sentido que se le da a la sabiduría es de sabiduría
práctica o sea la prudencia. Habla de la capacidad de actuar en una forma
apropiada en un tiempo oportuno.
El
temor de Jehová es expresado de diversas maneras, este es el tema que se repite
a lo largo de todo el texto como la clave, el medio, el secreto, para alcanzar
la verdadera sabiduría.
No
es el terror hacia alguien que oprime, sino ese tipo de temor o respeto que nos
lleva a obedecer al ser más sabio del universo, Dios.
El
autor da relieve a su mensaje destacando los contrastes entre realidades o
principios opuestos. Por ejemplo el necio y el sabio.
Nuestras
acciones hablan más fuerte que nuestras palabras. Esto es especialmente cierto
en nuestra casa. Los niños aprenden valores, moral y prioridades al observar
todos los días cómo actúan y reaccionan sus padres. Si estos muestran una
profunda reverencia y dependencia en Dios, los niños captarán esas actitudes.
La
instrucción de los padres no debe ser una carga o una molestia, sino un realce,
una forma de aumentar los atractivos personales, como una joya que se usa con
mucho gozo.
En
este tiempo de tanta información, el conocimiento es abundante, pero hay falta
de sabiduría. Sabiduría significa mucho más que simplemente saber mucho. Es una
actitud básica que influye en cada aspecto de la vida. El fundamento de la
sabiduría es temer a Dios: honrarlo y respetarlo, vivir maravillados por su
poder y obedecer su Palabra. La fe en Dios debe ser la base para su comprensión
del mundo, sus actitudes y sus acciones.
Nos
advierte también de lo que puedan argumentar los pecadores es una manera
práctica de preparar a un hijo para resistir sus sugerencias. Pero la elección
corresponde al hijo.
El
pecado atrae porque ofrece una vía rápida hacia la prosperidad y nos hace
sentir como si fuéramos uno de la multitud. Cuando nos dejamos llevar por los
demás y nos negamos a escuchar la verdad, nuestros apetitos se vuelven en amos
y haremos cualquier cosa para satisfacerlos. Pero el pecado, si bien es
atractivo, es mortal. Debemos aprender a elegir, no en base a una apariencia
deslumbrante o de un placer a corto plazo, sino de acuerdo a los efectos a
largo plazo. A veces esto significa evitar a quienes quieren incitarnos a
realizar actividades que sabemos que son malas. No podemos ser amigos del
pecado sin esperar que se afecte nuestra vida.
Darse
a la codicia es una de las trampas seguras de satanás. Comienza cuando planta
la sugerencia de que no podemos vivir sin cierta posesión o más dinero. Luego
ese deseo aviva su propio fuego hasta convertirse en una obsesión que lo
consume todo.
Dios
desea comunicarnos sus pensamientos. Para recibir su consejo, debemos estar
dispuestos a escuchar. No podemos permitir que la soberbia obstaculice nuestro
camino. La soberbia es pensar que nuestra sabiduría y nuestros deseos son
superiores a los de Dios. Si pensamos que sabemos más que El o sentimos que no
necesitamos su dirección, hemos caído en una soberbia necia y desastrosa.
Muchos
proverbios señalan que el «fruto de su camino» será las consecuencias
que la gente experimentará en esta vida. Ante la disyuntiva de elegir la
sabiduría de Dios o persistir en independencia rebelde, muchos deciden seguir
solos. Los problemas que tales personas se crean terminarán destruyéndolos.
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