LECTURA DIARIA
Salmo 137
Este Salmo sin duda fue escrito poco después del regreso del cautiverio babilónico en 538 a. de J.C. Los israelitas fueron llevados al cautiverio por haber dejado de seguir a Jehová; pero estando allá recordaron lo bueno que era alabar a Dios en Jerusalén.
Se destaca en el Salmo el contraste entre el espíritu tierno de la primera parte y la dura imprecación al final.
La llanura de Babilonia era regada por una red de canales entre los ríos. Los israelitas vivían en aldeas al lado de estos canales. Allí, cuando recordaban sus tiempos en Palestina, especialmente sus fiestas de alabanza a Dios, lloraban; no podían cantar, entonces colgaban sus liras en los sauces.
No podrían cantar sus canciones alegres porque estaban tristes. Entonces, el salmista anuncia una auto imprecación: “Si me secularizo y olvido mis raíces espirituales, que pierda mi habilidad de cantar.”
El salmista quiere juicio sobre Babilonia. Pide que reciban lo mismo que ellos hicieron. No es fácil compaginar estas imprecaciones con la enseñanza del NT, pues en el Nuevo Pacto hemos de bendecir a los enemigos. Por lo menos el salmista no toma la venganza en sus propias manos; pide a Dios el juicio. También es celoso por la honra de Dios; y usa dichos fuertes porque siente profundamente la injusticia.
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