viernes, 23 de febrero de 2018

Un momento... ENEMIGOS DESTRUIDOS



UN MOMENTO PARA PENSAR EN DIOS
ENEMIGOS DESTRUIDOS

“Si el que te aborrece tiene hambre, dale de comer pan, y si tiene sed, dale de beber agua; pues, haciendo esto, harás que le arda la cara de vergüenza, y Jehová te recompensará.”   (Proverbios 25.21, 22)

Los metales tienen la tendencia de mantenerse sólidos a temperaturas ambientales, pero cuando son sometidos a altas temperaturas ellos pierden su firmeza y pueden ser fundidos. Las ascuas o brazas son trozos de materia sólida que arden sin llama y se utiliza para fundir los metales.

Los buenos actos son nuestras ascuas que van a “fundir” los pensamientos de aquellos que están en enemistad con nosotros y hará mover su corazón hacia una nueva actitud.
Cada vez que actuamos con bondad y generosidad nuestros enemigos comienzan a recapacitar en la manera de como ellos actúan y lo comparan con lo que nosotros hacemos. La respuesta esperada por ellos indignación, pelea o revancha, es ahí donde nuestras acciones trabajaran en la mente de nuestros enemigos.
El actuar en favor y con bondad hacia nuestros enemigos también es una muestra de nuestra misericordia, nuestro perdón, y nuestra gracia.
Cuando Jesucristo llegó a la Cruz nos mostró esa misma motivación. 
Romanos 5.8 nos dice que Dios sacrificó a su Hijo como un acto de misericordia.
“Pero Dios demuestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”.
Cuando Jesucristo estaba en la Cruz, en vez de juzgar a quienes lo menospreciaban, oró para que DIOS los perdone, haciendo de esta exclamación el anuncio del perdón que se ofrecía en la Cruz.
“Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes”. (Lucas 23.34)
Fue un acto de gracia de parte de DIOS, ya que no merecíamos ser salvos, el malhechor arrepentido junto al Señor en la Cruz clamó por algo que no merecía y Jesucristo le dijo: “De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.”(Lucas 23.43)
El ejemplo supremo dado por el Señor nos deja una gran lección para obrar en favor de nuestros enemigos. Cristo vino a reconciliarnos con DIOS por medio de su increíble acto de amor y compasión, hagamos lo mismo por aquellos que requieren de nuestro amor, compasión y perdón.
 Jesús nos animó a orar por los que nos dañan. Al devolver bien por mal, reconocemos a Dios como el que salda toda cuenta y confiamos en El cómo nuestro Juez.

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