LECTURA
DIARIA:
Eclesiastés
8
Una
ventaja de la sabiduría frente a otras alternativas es la dignidad y la fuerza
que ésta da a una persona.
La
sabiduría es la capacidad de ver la vida desde la perspectiva de Dios y saber
cuál es el mejor curso de acción que se debe tomar. La sabiduría es el
resultado de conocer y confiar en Dios, no un simple medio de encontrarlo.
Conocer a Dios nos llevará a comprender y a difundir este conocimiento entre
los demás.
El
Predicador aconseja a su discípulo guardar diligentemente los mandamientos del
rey en correspondencia con el juramento de fidelidad que se ha brindado.
Porque
el mal del hombre es grande sobre él: Quizás esta expresión se refiere al
infortunio que ha obligado al hombre a presentarse ante el rey, en cuyo caso se
le recomienda no perder la paciencia y presentar su ruego en el momento
oportuno. También es posible que constituya una alusión al mal carácter del
rey, en cuyo caso se le insta a no reaccionar de forma inapropiada.
El
versículo 10 probablemente se refiere a cómo nos olvidamos rápidamente de la
maldad realizada por algunas personas después de que estas mueren. Al regresar
del cementerio les alabamos en la misma ciudad donde cometieron sus maldades.
Si
Dios no nos castiga en forma inmediata cuando pecamos, no debemos suponer que
no le importa o que el pecado no tiene consecuencias. Sin embargo, resulta
mucho más fácil pecar cuando no sentimos las consecuencias de inmediato. Cuando
un niño hace algo malo y no lo descubren, le es mucho más fácil repetir la
acción. Pero Dios sabe todo lo malo que hacemos, y algún día tendremos que
responder por todo lo que hemos hecho.
Las
obras de Dios, entre ellas el sentido de la vida, no pueden ser desentrañadas
por el intelecto humano, aun cuando se trabaje en ello día y noche.
Aun
si tuviera acceso a toda la sabiduría del mundo, el hombre más sabio sabría muy
poco. No hay nadie que pueda comprender completamente a Dios y todo lo que Él
ha hecho.
En
la vida siempre habrá muchas más preguntas que respuestas. Pero lo desconocido
no debería ensombrecer nuestro gozo, nuestra fe ni nuestro trabajo porque
sabemos que alguien mucho mayor que nosotros lleva las riendas y podemos
confiar en Él.
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