miércoles, 21 de marzo de 2018

Un momento... LIBERTAD O LIBERTINAJE



UN MOMENTO PARA PENSAR EN DIOS
LIBERTAD O LIBERTINAJE.

Una buena pregunta para formularse en este tiempo, es: ¿A qué cosa nos ha llamado DIOS, a libertad o a libertinaje?
“Pero la ley se introdujo para que el pecado abundase; más cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia”. 
Romanos 5. 20.
El apóstol Pablo decía: todo lo que soy es por gracia. Todo lo que tú tienes y posees, es por la gracia de Dios.
Pero el otro extremo, es el libertinaje. Todo comienza porque aparentemente, los cristianos de Roma habían entendido mal este versículo.
Ellos dijeron: “Oye: Pablo nos dijo que cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia, así qué, qué tal si pecamos, total mientras más pequemos más gracia va a haber. Ellos llegaron a suponer que DIOS se complace en perdonar.
Esa es una verdad, de hecho. Ellos decían que la gracia de DIOS era abundante, pero ellos lo habían entendido en un extremo. “¡Ah! ¡Como ya soy salvo puedo hacer lo que me dé la gana!” Muy equivocados estaban los cristianos romanos.
Por eso es bueno preguntarse: ¿Cuál es el equilibrio en la gracia? Definitivamente, todos cabemos bajo la gracia.
Hay pecado y la gracia de DIOS sobreabunda, eso es así, es una gran verdad que nadie va a discutir ni a minimizar. Pero DIOS sigue aborreciendo el pecado. DIOS sigue castigando el pecado conforme a lo que hemos leído, aprendido, enseñado y predicado cientos de veces.
Y DIOS también sigue disciplinando a sus hijos que consienten el pecado. En la Primera carta de Pablo a los Tesalonicenses, una carta que el apóstol les envió a los cristianos nacidos de nuevo, les habla en el capítulo 4 acerca de la santificación y la nueva manera de vivir. 
¿Y qué es santificación? Viene de un vocablo griego que significa “separación para DIOS”. ¿Qué es esto? Separación del mundo, de la forma de pensar y de vivir del mundo, de las conductas del mundo; separación para DIOS. Eso es santificación. También significa: “separación del pecado”. Separación de los malos caminos. 
Hay muchos que solo tienen una fachada de cristiano. Han aprendido y saben hablar como cristianos, pareces cristianos, pero no lo son. ¿Ejemplo en la Biblia? Judas Iscariote. ¡Tres años vivió con Jesús! Caminó con Jesús. Oyó sus enseñanzas.
Tan bien tenía disimulado su rol de hijo de DIOS como ellos, que hasta el último momento los discípulos creyeron que Judas era puntualmente como ellos. Jamás imaginaron otra cosa. Y así siguen habiendo muchos hoy día en el ambiente cristiano. Infiltrados. Parecen, pero no son.
Esos son los apóstatas del cristianismo. Los que caminaron cerca de Jesús, hablaron con Él, oyeron, palparon. Él fue enviado con los doce. Sanaron enfermos, sacaron demonios. Después con setenta. Estuvo en el ministerio, involucrado entre los doce. Pero nunca se arrepintió de su sucia vida.
Nunca se arrepintió de sus pecados. La sangre de Jesús nunca limpió sus pecados. Porque nunca fue sincero con DIOS. Creía que con levantar las manos y orar por los enfermos era suficiente, pero a esos les dijo Jesús: Muchos me dirán en aquel día: Señor, señor, profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios; pero yo les diré: ¿Quiénes sois? No os conozco.
Porque el Señor conoce a los suyos. Todo el que invoca el nombre del Señor, dice Pablo, esos son los hijos de DIOS. Eso es santificarse. 
Apartarse, separarse del pecado, de la maldad, para entregar sus vidas a DIOS.
Esta es la certificación, la conducta de un verdadero hijo de DIOS. Porque la santificación es la evidencia más contundente de que una persona es salva. 
Cristo sufrió para liberarnos del pecado y darnos su gracia para que podamos ser salvos, vivamos cada día como Él cuidando tan grande salvación.
Dios les bendiga abundantemente.

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