sábado, 17 de marzo de 2018

Leyendo... Proverbios 26

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LECTURA DIARIA:
Proverbios 26

Estos primeros versículos, aparentemente contradictorios, aparecen como complementarios si nos fijamos en que enseñan dos verdades distintas. Si imitas al necio, te igualas a él; pero si le respondes como si fuera un sabio, se creerá sabio. Pero el autor dice que no deberíamos tomar al necio en serio ni tratar de razonar con sus argumentos huecos. Esto solo lo enorgullecerá y se dispondrá a ganar la discusión. A veces no debería siquiera tratar de contestar a un necio, porque no hay manera de penetrar en su mente cerrada. Es más, bajaría al nivel de esa persona si decide contestar. 


En la boca del necio, un proverbio se vuelve inútil como una pierna paralizada. Algunos son tan ciegos que no adquirirán mucha sabiduría por leer estos proverbios. Solo los que quieren ser sabios tienen la actitud receptiva necesaria para sacar el mejor provecho de ellos. Si queremos aprender de Dios, El responderá y derramará su corazón en nosotros.
Algunas veces cuando alguien en un grupo provoca discordia o disensión, el líder trata de lograr su lealtad y productividad al darle una posición de privilegio o responsabilidad. Por lo general, esto no da resultados. En realidad, es como atar una piedra a la honda: no irá a ninguna parte y volverá, le golpeará y lo lastimará.
Por lo general, el primer pinchazo de un espino nos alerta, luego sacamos la espina antes de que nos dañe. Sin embargo, un ebrio quizás no sienta el pinchazo y seguirá su curso en la carne. De manera similar, un necio puede no sentir el escozor de un proverbio porque no percibe a qué aspecto de su vida se ajusta. En lugar de aplicar este punto a su corazón, un necio lo hará a su iglesia, patrón, cónyuge o a cualquier otro contra el que se rebela
Si una persona no está dispuesta a trabajar, puede encontrar interminables excusas para evadirlo. Pero la pereza es más peligrosa que un león rondando. Mientras menos haga, menos querrá hacer y se volverá más inútil aún.
Halarle las orejas a un perro es una buena forma de lograr que lo muerda e intervenir en pleitos es una buena forma de resultar herido. Muchas veces las dos personas que discuten se volverán en contra del entremetido. Es mejor mantenerse al margen de las discusiones que no nos incumben.
Hablar sobre cada cosa pequeña que nos irrita solo mantiene encendido el fuego de la ira. Negarse a discutir corta el suministro de combustible y hace que el fuego se extinga.
Lo que decimos quizás afecte a más personas que cualquier otra acción que llevemos a cabo. Por lo tanto, no sorprende que Proverbios dé una atención especial a las palabras y a la forma en que se usan. En Proverbios se describen cuatro patrones comunes de hablar. Los primeros dos deben imitarse, mientras que los últimos deben evitarse; La lengua controlada; los que siguen este patrón al hablar piensan antes de hacerlo, saben cuándo es mejor guardar silencio y dan consejos sabios; la lengua bondadosa; los que siguen este patrón hablan con verdad mientras procuran alentar; la lengua perversa; Los que siguen este patrón al hablar están llenos de motivos perversos, chismes, calumnias y un deseo de torcer la verdad; la lengua detractora; los que siguen este patrón al hablar están llenos de mentiras, maldiciones, palabras irritables que pueden llevar a la rebelión y a la destrucción.



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