CUIDADO CON EL LEGALISMO
El legalismo está tan extendido entre los cristianos que pocos llegan a darse cuenta hasta qué punto lo está. Además, los resultados del legalismo, que son la culpa y la condenación, residen en un lugar muy difícil de identificar.
Pero cuando el creyente es liberado de las garras del legalismo, abundan la gracia y el poder.
El apóstol Pablo amonesta a los hermanos de la iglesia de Galacia de estas cosas: “¡Oh Gálatas insensatos! ¿Quién os fascinó? (La traducción correcta que figura en otras traducciones, es “¿Quién os hechizó?”) para no obedecer a la verdad, a vosotros ante cuyos ojos Jesucristo ya fue presentado claramente entre vosotros como crucificado? Esto sólo quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír con fe?
¿Tan necios sois? ¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne? ¿Tantas cosas habéis padecido en vano? Si es que realmente fue en vano. Aquel, pues, que os suministra el Espíritu, y hace maravillas entre vosotros, ¿lo hace por las obras de la ley, o por el oír con fe?” Gálatas 3. 1 – 5.
Lo que hace tan increíble este pasaje es el hecho de que el apóstol Pablo está escribiendo sobre el efecto de la hechicería en creyentes nacidos de nuevo y llenos del Espíritu, personas que habían gustado, visto y experimentado el milagroso poder de DIOS.
Muchas congregaciones actuales tienen una cosa en común con esa iglesia de Galacia, están fascinadas, hechizadas. Hechizo es el poder de desencaminar a una persona por medio de encantamientos y maleficios. La palabra griega significa literalmente “Encantar o hacer descarriar con la mirada”. El hechizo, (La Hechicería) no permite ver lo que está a plena vista.
El creyente significa una amenaza para satanás. Pero si el diablo lanzara un ataque directo sobre el creyente, sería identificado y rápidamente vencido. Pero si puede encontrar una forma de encantar al creyente con una herramienta de su propia creencia, puede tener la oportunidad de lograr el éxito. Pero para lograrlo, debe evitar que el creyente observe el poder de la cruz.
Si el poder de la cruz reside en lo que Jesús hizo por nosotros sin importar cualquier cosa que el creyente pudiera hacer para ser bueno, entonces satanás puede ocultar la cruz agregando obras a las creencias del cristiano, como le pasó a los gálatas.
Cuando el creyente pierde de vista la cruz, inevitablemente se vuelve a las obras de la ley. Entonces, una vez que ha sido hechizado por la influencia del enemigo, el creyente puede volver a estar bajo la ley en dos maneras: carnalidad y legalismo.
Cuando pongo mi confianza en cualquier método o persona aparte de DIOS, estoy usando la carne, la carnalidad, y eso me coloca bajo maldición. Muchos creyentes tratan de convencer con argumentos a los no creyentes para que se entreguen a Cristo. Nadie ha entrado en el reino de DIOS por ser convencido con argumentos. Sólo el Espíritu de DIOS puede atraer a las personas. Pero confiando en su capacidad para el debate o su carisma, algunos ministros creen que no necesitan la ayuda del Espíritu Santo.
Cuando confiamos en la carnalidad nuestro corazón se aparta del Señor, y confiamos en todo y en todos, excepto en DIOS.
El legalismo es una variedad de la carnalidad. En lugar de confiar en la carne, el legalismo confía en las reglas y las normas. El legalismo es una de las mayores piedras de tropiezo que encuentran los nuevos cristianos, y puede encontrarse en todas las congregaciones.
La tendencia entre los cristianos de todas las épocas ha sido combinar la gracia y las obras.
O vivimos por fe en la gracia de Jesucristo, o vivimos por las obras de la ley. Pablo escribe en Gálatas 3.11: “Y que por la ley ninguno se justifica para con Dios, es evidente, porque: el justo por la fe vivirá. Es notorio, entonces, que hay dos formas en que podemos vivir: por la ley o por la fe, pero de ninguna manera podemos vivir por ambas al mismo tiempo”.
Hay sólo una manera de lograr la justicia ante DIOS: la fe. Es una justicia que viene por fe.
La justicia simplemente significa que una persona ha sido ubicada en la relación correcta con DIOS. Cuando una persona es hecha justa, tiene el derecho de entrar en una relación con DIOS, de tener comunión con Él, de adorarlo y de pasar la eternidad con Él.
Jesús no abolió la ley; Él la cumplió. La ley era perfecta, sin falla, y revelaba la naturaleza, el carácter y la santidad de DIOS. Pero la ley ya no podía operar como medio para lograr la justicia ante DIOS.
Dios les bendiga abundantemente.
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