LA RAÍZ DE LA VICTORIA
Muchos cristianos están derrotados, viven una vida decaída, una vida desanimada, una vida enferma, una vida destruida. El enemigo ha pulverizado la mayoría de sus afectos terrenales.
Su hogar, su trabajo, sus relaciones, su salud, sus finanzas. El enemigo los ha pasado por encima y los creyentes siguen con sus cabezas inclinadas en esclavitud automática, porque no han entendido la victoria que Cristo nos ha dado.
Jesús dijo: “El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”. Juan 10. 10.
“Como está escrito: por causa de ti somos muertos todo el tiempo; somos contados como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó”. Romanos 8.36 – 37.
Cuando aceptamos a Cristo como Salvador personal, nos arrepentimos, pedimos perdón y somos perdonados de todos nuestros pecados, y hacemos a Él Señor de nuestra vida, ahí comienza una durísima batalla. Porque no es una batalla para conseguir una victoria, es una batalla intentando retener una victoria ya conseguida.
Efesios 6, donde se nos da detalle de cómo y contra qué, o quienes, es nuestra batalla, y donde se nos muestra también como es nuestra armadura divina y como son nuestras armas de combate, termina diciendo que, una vez que todo esto haya pasado, estad firmes.
La palabra FIRME, en el griego, significa que nos enfrentamos al enemigo cara a cara. Cuando pase eso no debe ser en una posición de “quizás te gane”, es una posición de “En Cristo ya te he vencido”.
Cristo ya nos ha dado la victoria.
Los problemas han de venir, seguramente, pero hay una salida ya prescripta con anterioridad.
Hay un pecado que nos asedia, un mundo que quiere sacarnos de los caminos de DIOS, hay un diablo que nos hace la guerra. Pero acabamos de leer la Palabra que dice que en todas estas cosas, somos más que vencedores.
¿Cómo? ¡Cristo ha resucitado! Que debemos vivir conforme a un Cristo resucitado.
¿Cuál es la diferencia entre cristianismo y religión? El religioso, para hacer las cosas, tiene que recordar. Tiene que acordarse, si no, no puede. Pero el cristiano no tiene que acordarse de nada, todo le sale de muy adentro de su ser.
Cuando al religioso le dan alguna noticia que en lo natural es inapelable y que en el término de pocos días va a tener serios problemas, dice que se haga la voluntad de DIOS, y a los pocos días tiene mil problemas. Pero cuando lo mismo le ocurre a un creyente nacido de nuevo, que sabe muy bien quien es Cristo, reacciona diciendo: ¡No hay problemas! ¡Yo sé en quien he creído!
Cuando el mundo dice: Esto cada vez se pone peor, nos vamos a la bancarrota, el creyente dice: ¡No! Yo no me voy a la bancarrota porque DIOS es mi fuente, en Él yo confío.
La Biblia dice que nuestra vida está escondida en Cristo Jesús Señor nuestro. La Biblia dice que en Él estamos completos. La Biblia dice que ninguna arma forjada contra nosotros puede prosperar.
Debemos andar como ciudadanos del cielo.
Dice la Biblia que no fuimos rescatados de nuestra vana manera de vivir con cosas corruptibles, ni con oro ni plata, sino con la sangre preciosa del Hijo de Dios.
Hay muchos que creen que no valen nada, que ya no tienen fuerzas y están desanimados.
DIOS consuela al que está dolido. DIOS levanta al que está caído, saquemos los ojos del problema y fijemos la vista y la mente en el autor y consumador de la fe.
Pongamos nuestros ojos y nuestra confianza en Él, que Él no nos dejará avergonzados.
DIOS nunca falla, si eso llegara a pasar dejaría de ser quien es.
La Biblia dice que el cielo y la tierra pasarán, pero su palabra no pasará; Él nunca puede mentir a Su Palabra.
Nuestra parte es estar firmes y confiar en Él.
Dios les bendiga abundantemente.
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