jueves, 15 de marzo de 2018

Un momento... EL AUTOENGAÑO



UN MOMENTO PARA PENSAR EN DIOS
EL AUTOENGAÑO

La Biblia está llena de ejemplos de personas que se engañaron a sí mismas pensando ser mejores de lo que eran. El orgullo y la exaltación del yo, fallas fatales en nuestra naturaleza caída, son las que nos impiden reconocer la verdad de lo que somos.
El ejemplo bíblico es la historia de Aarón y el becerro de oro. Mientras Moisés estaba en el Monte Sinaí recibiendo los mandamientos, los israelitas se rebelaron y persuadieron a Aarón que les hiciera un ídolo, un becerro de oro.
Cuando Moisés regresó y los confrontó, Aarón recurrió a una táctica que es usada con frecuencia cuando se descubre el pecado en las personas y el engaño en el que están, contó sólo la parte de verdad que lo hacía quedar bien a él y terminó diciendo lo que rescata Éxodo 32.24: “Y lo eché (al oro) en el fuego, y salió este becerro”.
Por supuesto que había mucho de verdad en la historia que Aarón le contó a Moisés, pero lo que Aarón omitió decir fue que él mismo había hecho el ídolo de oro fundido. Su defensa de sí mismo ilustra que no importa cuántas medias verdades se hilvanen, el resultado sigue siendo una mentira.
Tal vez la peor clase de pecado es el que procede del auto engaño, porque un hombre que se ha engañado a sí mismo no puede arrepentirse, pues no cree que haya hecho algo malo. Juan en 1de Juan 1.8
El auto engaño tiene claros síntomas. Son diferentes factores que están siempre presentes cuando existe por parte de alguien que se engaña a sí mismo.
1 – Arrogancia y Orgullo. El orgullo de Lucifer lo condujo a su caída. Dice en Ezequiel 28.17: “Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura, corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor”.
2 – Ambición Egoísta. El deseo de ser “el número uno” es muy poderoso hasta en los cristianos devotos. Este deseo proviene básicamente cuando se ponen los intereses propios en primer lugar.
3 – Actitud de Superioridad. “Dios, te doy gracias porque no soy como muchos otros”. La parábola de Jesús sobre el fariseo y el publicano fue referida a “Unos que confiaban en sí mismos como justos, y veían a otros con desprecio”, lo que da como resultado una actitud condescendiente y crítica hacia los demás y por supuesto, una vida frustrada y miserable.
4 – Atribuyéndose lo que Viene por la Gracia de DIOS. Este es un engaño poderoso y sutil que puede terminar en la tragedia y el desastre. Los hombres y las mujeres a quienes DIOS ha dado dones o ministerios poderosos están expuestos al peligro de comenzar a actuar con orgullo, como si hubiera sido su propia rectitud y santidad lo que hizo que DIOS los escogiera.
Todos tenemos esta clase de luchas de vez en cuando. Sólo que algunos la sufrimos más seguido que otros.
Los cinco pasos cuando descubrimos estas cosas en nosotros mismos.
1 – Humillarse. Las escrituras son claras cuando dicen que esto es algo que tenemos que hacer nosotros mismos. Así lo dice Santiago en 4.10 de su carta: “Humillaos en la presencia del Señor, y Él os exaltará”.
2 – Confesar y Arrepentirse. Necesitamos confesar a alguien más lo que nos pasa y no sólo a DIOS. Porque para el juicio, DIOS es más que suficiente, pero para humillarnos, necesitamos que otra persona lo sepa. Hay liberación y redención cuando se dice a alguien que hemos sido egoístas, orgullosos o creídos. El arrepentimiento significa más que decir que lo lamentamos o lo sentimos mucho. Una buena definición de arrepentimiento es la que dice que hay que “cambiar la manera de hacer las cosas”.
3 – Aceptar el Perdón y la Restauración. Algunas personas encuentran difícil perdonar y otras ser perdonadas. Aceptar el perdón y la restauración significa comenzar de nuevo la vida con una perspectiva honesta y limpia. Lamentablemente, algunos cristianos parecen detenerse en la confesión y el arrepentimiento, pero caen en otra trampa: la lástima de sí mismos. Entonces empiezan con esos latiguillos que no por conocidos dejan de asombrar y preocupar: “No sirvo para nada”, “DIOS ya no me ama”.
DIOS no nos ama porque somos dignos de ser amados. DIOS nos ama porque si no nos amara no sería DIOS, porque Él es amor.
4 – Buscar la Sabiduría de Otros. El consejo de hermanos sabios es bueno, pero es importante el Espíritu Santo le revele una palabra clara respecto al tema que sea.
5 – Comprométete a Servir a Otros. Pablo dice, en Romanos 12.10:” Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros”.
Cuando los discípulos de Jesús estaban discutiendo sobre quién era el mayor, él les ofreció la llave de la grandeza: Lucas 22.26 rescata esa respuesta: “Más no así vosotros, sino sea el mayor entre vosotros como el más joven, y el que dirige, como el que sirve”.
La pregunta que cabe aquí, entonces, es: ¿Queremos ser grandes ante los hombres o ante DIOS?
Si vivimos como siervos humildes, honestos y fieles, nos mantendremos libres del auto engaño.
Y podremos esperar las palabras de gracia de boca del padre cuando nos diga: Bien hecho, siervo bueno y fiel; en lo poco fuiste fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu Señor.
Dios les bendiga abundantemente.

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