ESPÍRITUS ENGAÑADORES
Durante la vida cristiana podemos oír muchas voces. La voz de nuestra propia mente, la de nuestros hermanos en la fe, la de los predicadores, incluso la potente voz del mundo, etc. Cada una de ellas reclama para sí nuestra atención y nuestra adhesión.
Sin embargo, hay dos voces, preponderantemente, que pueden penetrar en nuestra mente, y de eso dependerá la paz y la victoria de nuestra vida espiritual.
Esas dos voces son la voz de DIOS y la voz del diablo. Ambas tienen acceso a nuestro ser interior. La voz de DIOS es la verdad, la del diablo la mentira.
DIOS nos habla para hacer de nosotros seres felices, para enseñarnos, mientras que el diablo lo hace para chantajeamos, hacernos errar el camino.
La Biblia nos revela mucho más sobre los poderes malignos sobrenaturales que lo que en realidad conocemos y aún de lo que nos ha sido enseñado.
La manera más sutil con la que el diablo engaña al mundo y a la iglesia es cuando viene disfrazado de alguien o algo que, en apariencia, trata de impulsarnos a principios desequilibrados de bien hacer o de celo por DIOS.
Satanás le dijo a Eva: “Seréis como Dios”, no les dijo: “Y seréis como demonios”.
Los ángeles y el hombre conocieron la maldad cuando cayeron en pecado, pero satanás no le dijo esto a Eva al añadir “sabiendo el bien y el mal”. Su verdadero objetivo era engañar a Eva llevándola a un acto de desobediencia a DIOS, pero el dardo que usó, fue: “Seréis como Dios”.
Si ella se hubiera puesto a razonarlo y a estudiarlo detenidamente, hubiera visto por sí sola que la sugestión del tentador ponía de manifiesto su engaño, ya que lo que insinuaba era desobedecer a DIOS.
Todo el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento nos muestran distintos engaños del enemigo. Si alguien suponía hasta hoy que cierta “cobertura” pastoral evita a un cristiano su guerra personal, se equivocó. Ni los doce discípulos quedaron al margen de ella.
El arma principal que el engañador y príncipe de las tinieblas utiliza para mantener al mundo bajo su poder es el engaño, con el cual es capaz de seducir a los hombres en cada etapa de sus vidas.
Hay una forma de engaño que se relaciona con las cosas espirituales. Esto muestra que el pueblo de Dios que vive cerca del fin de los tiempos estará esperando la venida del Señor y, por lo tanto, se verá más predispuesto a prestar atención a toda clase de movimientos de apariencia sobrenatural.
Los espíritus engañadores tomarán debida cuenta y ventaja en ello, anticipando la venida del Señor por la aparición de “falsos Cristos”, falsas manifestaciones y señales o tratando de mezclar sus obras de falsificación con las verdaderas manifestaciones del Espíritu de Dios.
“Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios; por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia, prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción de gracias participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad”. 1 de Timoteo de 4. 1 - 3
El peligro de la iglesia en el fin de los tiempos proviene, pues, de seres sobrenaturales y espirituales “hipócritas” que simulan ser algo que no es. Sus enseñanzas tienen un falso tinte de “santidad” por medio de una rigurosa severidad hacia la “carne”, pero en sí son seres malignos e impuros cuya misión es engañar y seducir por medio de tácticas refinadas.
La manera como los espíritus malignos, haciendo el papel de maestros se ocupan de engañar a los hombres y hacerles recibir sus falsas enseñanzas, puede resumirse en tres formas específicas:
1) Dando sus doctrinas o enseñanzas en forma de revelaciones espirituales, principalmente a aquellos que aceptan todo lo sobrenatural como divino, porque no se detienen a discernir ni a poner a prueba lo que en apariencia creen que es verdad.
2) Mezclando sus “enseñanzas” con los propios razonamientos del hombre, de manera que éste crea que esas cosas que piensa son el resultado de sus propias conclusiones. Aquellos que son engañados de esta manera, creen que han llegado a sus propias conclusiones por medio de sus razonamientos, completamente ignorantes de los espíritus de error les han incitado a “razonar” sin base suficiente o sobre falsas premisas y, por lo tanto, a llegar a falsas conclusiones.
3) Por medios indirectos de maestros humanos que han sido previamente engañados y que son en su apariencia exterior “hombres buenos” en los cuales la gente está dispuesta a creer y confiar. La gente toma la vida de un “hombre bueno” como garantía suficiente para respaldar su enseñanza y no se preocupan de juzgar a esa enseñanza tomando como base a las Escrituras.
Cada creyente debe probar a los maestros tomando como base la Palabra de DIOS.
Solamente la Palabra de verdad puede echar fuera las doctrinas engañosas de los espíritus de satanás.
Esta verdad está sujeta a todos los principios y leyes de Dios. Las “doctrinas de demonios” consisten simplemente en aquello que el hombre piensa o “cree” como el producto de las sugerencias introducidas en su mente por los espíritus engañadores.
Las enseñanzas que tienen su origen en los falsos espíritus se distinguen por algunas características muy singulares. Será bueno delinearlas con el fin de que cada siervo de Dios lo tenga bien en claro y presente. ¿Qué hacen los espíritus engañadores con la enseñanza? Tres cosas básicas.
1) Disminuyen la autoridad de las Escrituras.
2) Distorsionan la enseñanza de las Escrituras.
3) Añaden a las Escrituras pensamientos de hombres.
El conocimiento de la verdad es la primera salvaguarda contra el engaño. Debemos conocer y aprender a “probar” los espíritus hasta que sepan con certeza lo que corresponde a DIOS y a satanás.
Dios les bendiga abundantemente.
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