LECTURA DIARIA:
Proverbios 19
La integridad es más valiosa que la riqueza, pero la mayoría de las personas no actúan como si lo creyeran. Temen tanto no conseguir todo lo que quieren, que están dispuestas a pagar cualquier precio con tal de incrementar su riqueza: hacer trampa en los impuestos, robar en las tiendas o a los empleadores, retener el diezmo, negándose a dar. Pero cuando conocemos y amamos a Dios, nos damos cuenta que un nivel bajo de vida, o incluso la pobreza, es un pequeño precio que hay que pagar por la integridad personal.
A menudo vamos presurosos a través de la vida, abalanzándonos de cabeza a lo desconocido. Mucha gente se casa sin saber lo que puede esperar de su pareja ni de la vida matrimonial. Otros prueban las relaciones sexuales ilícitas o las drogas sin considerar las consecuencias. Algunos se arrojan a trabajos sin evaluar si tienen la capacidad para realizarlos. No corramos hacia lo desconocido.
El rico y el poderoso atraen fácilmente la compañía de los demás, aunque ello provoca la mofa de la gente.
¿Es bueno amarse uno mismo? Sí, ¡cuando está en juego su alma! El proverbio no se refiere a la persona egoísta que ama y protege sus intereses mezquinos y que hará cualquier cosa para servirles. En vez de eso, alienta a los que en verdad se preocupan de ellos mismos al punto de buscar sabiduría.
Los mandamientos que nos han dicho que debemos cumplir son los que se encuentran en la Palabra de Dios, tanto los Diez Mandamientos como los demás pasajes de instrucción. Obedecer lo que Dios nos enseña en la Biblia es guardarnos. Desobedecer es destruirnos.
Aquí en el versículo 17 aparece quizás la más clara expresión de la identificación de Dios con las necesidades de los pobres. La ayuda que éstos reciben se convierte en deuda divina ante quien la concede.
Aquí Dios se identifica con el pobre al igual que Jesús lo hace en Mateo 25:31-46. Como nuestro Creador, Dios nos valora, sin importar si somos ricos o pobres. Cuando ayudamos a los pobres, mostramos honor tanto al Creador como a su creación. Dios acepta nuestra ayuda como si se la hubiéramos ofrecido directamente a Él.
El mal genio es una debilidad que conduce al empleo de la violencia.
.Aquel que confía en Dios “no será visitado de mal” debido a sus buenos hábitos, estilo de vida y a veces mediante la intervención directa de Dios. Sin embargo, el temor de Jehová no siempre nos protege del peligro de esta vida. Siguen sucediéndoles cosas malas a la gente que ama a Dios. Este versículo no es una promesa universal, sino un principio general. Describe lo que sucedería si en este mundo no hubiera pecado y lo que sucederá en la tierra nueva cuando los creyentes fieles estarán para siempre bajo la protección de Dios.
“Mete su mano en el plato” se refiere a la costumbre de comer de un mismo plato que se pasaba de persona en persona y donde cada uno estiraba su mano y tomaba su porción. Este proverbio dice que algunas personas son perezosas aun para llevarse la comida a la boca.
Lo último de la pereza: un hombre demasiado perezoso como para llevarse la comida a la boca.
Existe una gran diferencia entre la persona que aprende de la crítica y la que se niega a aceptar la corrección. La forma de responder ante la crítica determina si hemos crecido o no en sabiduría
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