jueves, 2 de febrero de 2023

Un momento... Una esperanza viva

 


UN MOMENTO CON DIOS

Una esperanza viva. 

 

 “pero los que confían en el Señor renovarán sus fuerzas; volarán como las águilas: correrán y no se fatigarán, caminarán y no se cansarán”.  (Isaías 40. 31)

 

¿Dormimos bien esta noche? ¿Cómo nos sentimos? Tal vez no nos consigamos explicar exactamente el sueño, o a comprender toda la importancia de la necesidad de dormir.

Se sabe, entretanto, que después de cien o ciento veinte horas sin dormir, las personas quedarían como alucinadas. Después de seis o siete días sin dormir, se sentirían como si estuvieran enloquecidas.

Seguramente, la mayoría de nosotros nunca tuvo esa experiencia, más si podemos entender lo que significa estar tan cansado a punto de faltarnos las fuerzas y desmayar por las pruebas que se nos presentan.  Tal vez nosotros mismos, o alguien que conocemos, esté experimentando eso ahora, y se le ha desvanecido toda esperanza.

Cuando Jesús estaba preparándose para morir por nuestros pecados, ÉL estaba terriblemente agotado y muy extenuado. Sobre ÉL estaban pesando mis pecados, los tuyos y los de toda la humanidad. Sintió en un momento que no conseguiría seguir adelante en Su misión con toda esa carga que llevaba; entonces dobló Sus rodillas en oración, esperó y confió en Su Padre. Sus fuerzas fueron renovadas, y ÉL fue capacitado para pasar por la crucifixión.

El Señor Jesús experimentó lo que es sentirse sin coraje y sobrecargado; más ÉL venció a la muerte, resucitó y prometió fortalecernos con SU poder.

Por Su sacrificio, los creyentes hemos nacido a una esperanza viva, y por ello anclamos nuestra esperanza en la sólida roca que es Jesucristo.

La esperanza es una actitud saludable, pues esperar con ilusión lo bueno trae alivio a la mente y al corazón. Por el contrario, encontrarse en un estado de desánimo es una condición terrible. Es abrumador y deprimente pensar que lo que uno está enfrentando no tiene solución. Para la persona que ha perdido toda esperanza, la vida parece un largo y oscuro túnel que no lleva a ninguna parte.

Como creyentes, tenemos una esperanza que es un ancla para nuestra alma. Nuestra relación con Jesucristo nos acerca al trono celestial, donde podemos echar todas nuestras cargas ante un Dios Todopoderoso. Además, podemos aferrarnos a ÉL en las pruebas que enfrentamos.

Por Su gran amor, el Señor nos da fuerza a nuestro cuerpo cansado,

paz a nuestro espíritu ansioso, y consuelo a nuestro corazón afligido.

Es decir, ilumina ese oscuro túnel y nos guía tiernamente en medio de las situaciones difíciles.

Dios les bendiga abundantemente.

 

 

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