UN MOMENTO CON DIOS
El amoroso acercamiento de
Dios.
Juan 4:10 “Respondió Jesús y le dijo: —Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: “Dame de beber”, tú le pedirías, y él te daría agua viva.” (Juan 4. 10)
La historia del encuentro del
Señor con una mujer samaritana es un maravilloso ejemplo de Su respuesta
misericordiosa a quienes sufren. Cristo siempre se acerca con amor, incluso
cuando no reconocemos Su mano extendida.
Aunque este encuentro pudo
haber parecido accidental, fue una cita providencial con el Mesías. Cuando la
mujer llegó al pozo, el Señor inició la conversación pidiendo un vaso de agua.
SU acercamiento directo la sorprendió, y abrió la puerta para un diálogo que
cambiaría su vida para siempre.
Durante toda la conversación,
el objetivo del Señor Jesús era ayudar a la mujer a reconocer su necesidad más
importante, para que ÉL pudiera regalarle lo único que podría satisfacerla: la
salvación y el perdón de sus pecados.
Ella había pasado su vida
tratando de encontrar amor y aceptación donde no se encontraban. El Señor le
ofreció el agua viva del Espíritu Santo, lo único que saciaría su sed
espiritual y emocional.
Al igual que la mujer
samaritana, a veces podemos estar tan decididos a satisfacer nuestras
necesidades inmediatas, que no podemos ver la mano de Dios extendida hacia
nosotros con amor, ofreciendo lo que satisface de verdad. Solo Cristo puede
llenar por toda la eternidad nuestras almas vacías y satisfacer nuestras
necesidades emocionales más básicas.
Este mundo está lleno de
“pozos” o cisternas que prometen proporcionar amor, aceptación y autoestima,
pero nunca satisfacen del todo.
Cuando nuestra alma esté vacía
y el pozo se seque, busquemos a Cristo. ÉL tiene una cita divina programada con
cada uno de nosotros, y saciará nuestra sed con Su Espíritu Santo, si se lo
permitimos.
Dios les bendiga
abundantemente.
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