sábado, 4 de febrero de 2023

Un momento... Disciplina

 


UN MOMENTO CON DIOS

Disciplina.

 

 “Hijo mío, no tomes a la ligera la disciplina del Señor ni te desanimes cuando te reprenda, porque el Señor disciplina a los que ama, y azota a todo el que recibe como hijo.”  (Hebreos 12. 5b – 6)

 “Ciertamente, ninguna disciplina, en el momento de recibirla, parece agradable, sino más bien penosa; sin embargo, después produce una cosecha de justicia y paz para quienes han sido entrenados por ella.”  (Hebreos 12. 11)

 

Un diamante magnífico fue extraído de las profundidades de una mina. Al ser presentada al Rey, la magnífica gema fue confiada a un gemólogo. Luego de ser cuidadosamente estudiada, la piedra preciosa fue ligeramente cortada en facetas. Seguidamente el experto puso el cincel en la parte posterior de la piedra, contuvo el aliento, y lo golpeó con el martillo. Después que tanto el cortador como la audiencia volvieran a respirar, vieron que el diamante había sido quebrado en dos partes.

Unos podrían decir que el diamante había sido arruinado por el cortador que se hacía llamar el “experto”. Pero quienes lo vieron trabajar el diamante, y que conocían un poco más sobre el tema, sabían que no era así.

Ellos comprendían que el gemólogo había hecho todo lo necesario para asegurarse de que el diamante mantuviera su máximo valor.

Eso es lo que el Señor hace con nosotros. Tal vez alguna vez en nuestra vida, hemos sentido como que el Señor ha puesto sobre nuestros hombros mucho más de lo que podemos llevar, y hemos pensado que el Señor estaba siendo impredecible e injusto.

¿Nos hemos puesto a contemplar alguna vez la posibilidad de que las dificultades que tenemos podrían ser parte de la disciplina de Dios?

¿El dinero no nos alcanza? ¿Tenemos una enfermedad incurable?

¿Nuestros hijos se han apartado del Señor? 

¿Hay frustraciones en nuestra vida que no podemos solucionar? etc., etc.

Dios utiliza cosas comunes en nuestras vidas para corregirnos y moldearnos en los instrumentos que ÉL quiere que seamos. En cada situación de nuestras vidas debemos reconocer la mano de Dios.

En primer lugar, usa circunstancias para hacernos caer de rodillas y acudir a ÉL. Luego, en Su gracia, sigue utilizando los sucesos de nuestra vida para transformarnos en personas más semejantes a Cristo, «conformes a la imagen de su Hijo» (Romanos 8.29)

Cuando Dios obra en nuestra vida permitiendo ciertas circunstancias difíciles con el fin de corregirnos y nosotros no reconocemos Su “mano” de disciplina, estamos tomando a la ligera la disciplina del Señor.

Es interesante que la palabra disciplina no sólo tiene la idea de disciplinar por desobediencia, sino que también se refiere a la preparación y disciplina de un atleta. Un atleta tiene que “disciplinarse”, manteniendo una dieta estricta, sacrificando ciertos placeres, siguiendo una vida muy limitada para poder sobresalir y ser mejor que los demás.

 

 

Dios muchas veces permite que tengamos dificultades, pruebas, dolor y tristezas para que seamos mejores instrumentos en sus manos. Tanto la corrección por nuestra desobediencia como las dificultades para nuestra madurez y crecimiento espiritual resultan ser la disciplina del Señor.

Recordemos que, en las manos de nuestro Creador y Redentor, «somos hechura [de Dios], creados en Cristo Jesús» (Efesios 2. 10). El Señor puede utilizar las idas y venidas de nuestra vida para hacernos cada vez más parecidos a Su Hijo.

Dios les bendiga abundantemente.

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