UN MOMENTO CON DIOS
Para entender la voluntad de
Dios.
“Yo, por mi parte, estoy dispuesto a perdonar a todo el que ustedes perdonen, suponiendo que haya algo que perdonar. Lo hago pensando en ustedes, y poniendo a Cristo como testigo. Así Satanás no se aprovechará de nosotros. ¡Ya conocemos sus malas intenciones!
Cuando fui a la ciudad de
Tróade para anunciar la buena noticia de Cristo, tuve la gran oportunidad de
trabajar por el Señor en ese lugar. Pero me preocupó no encontrar allí a
nuestro hermano Tito. Por eso me despedí de los miembros de la iglesia en Tróade, y
me fui a la región de Macedonia. Doy gracias a Dios porque nos hace participar
del triunfo de Cristo, y porque nos permite anunciar por todas partes su
mensaje, para que así todos lo reconozcan. Anunciar la buena noticia es
como ir dejando por todas partes el suave aroma de un perfume.” (2 Corintios 2. 10 – 14)
El Señor nos habla de una
manera que podamos entender, no nos habla con enigmas.
Ahora bien, es posible
que no siempre podamos entender lo que nos diga. Sin embargo, debemos
darnos cuenta de que esta dificultad no es porque el mensaje sea confuso. Más
bien, es porque algo en nuestra vida se interpone en el camino de su verdad.
El resentimiento puede
impedirnos escuchar al Señor. El temor, la ansiedad, la duda y la falta de
oración también pueden crear una “estática” espiritual que obstruye nuestros
oídos. No obstante, la mayor distracción es nuestra propia mente, es decir,
nuestra tendencia humana a resolver las cosas por nuestros medios. Esa actitud
puede crear una barrera entre nuestros oídos y la voz del Padre; sin embargo,
es una barrera que debemos derribar.
Recordemos que podemos
escuchar al Señor gracias a que puso su Espíritu Santo en el corazón de los que
hemos depositado nuestra fe en ÉL. Los no creyentes no son capaces de entender
los asuntos de Dios porque solo tienen su mente humana para interpretarlos.
Pero nosotros, como cristianos, tenemos el Espíritu de Dios, que obra para que
la comunicación del Señor nos resulte clara.
¿Nos resulta difícil
comprender el mensaje de Dios? Si abordamos cada desafío con determinación para
comprender y dominar todos los aspectos de la situación, la respuesta puede ser
afirmativa. Andemos más despacio. Entreguémosle al Señor nuestros pensamientos
de ansiedad, y dejemos que la sabiduría del Señor llene nuestro espíritu y nuestra
mente.
Dios les bendiga
abundantemente.
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